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MÉXICO 1-0 PANAMÁ

México derrota a Panamá y califica al Mundial de Rusia 2018

Hirving Lozano marcó el 1-0 sobre los Canaleros que dejaron al Tri con 17 unidades. Ya amarró matemáticamente su calificación.

México
Hirving Lozano marcó el 1-0 sobre los Canaleros que dejaron al Tri con 17 unidades. Ya amarró matemáticamente su calificación.
Hirving Lozano marcó el 1-0 sobre los Canaleros que dejaron al Tri con 17 unidades. Ya amarró matemáticamente su calificación.MEXSPORT

México venció 1-0 a Panamá en la séptima fecha del Hexagonal de Concacaf, resultado con el que calificó al Mundial de Rusia 2018, gracias un gol de Hirving Lozano. 

La Selección Mexicana comanda el grupo con 17 unidades, Costa Rica es segundo con 14. Estados Unidos y Honduras, son tercero y cuarto con ocho puntos, estos representativos se enfrentan el próximo martes, por lo cual se quitarán puntos y ya no existe manera de que México caiga más allá del tercero de la tabla. 

Las cúpulas de la Catedral de San Basilio están pintadas de verde blanco y rojo. El águila bicéfala del Estado ruso es un águila real, con una serpiente muriendo en su pico. El Kremlin está bordeado de arbustos, como Los Pinos. En la Catedral del Cristo Salvador mora un estandarte de la Virgen de Guadalupe. Es correcto. México ya está en Rusia. 

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Tláloc se tomó una siesta después de haber descargado su ira sobre el sur de la Ciudad de México. Una espesa cortina de agua rodeaba el Coloso de Santa Úrsula durante los prologómenos. El quinto diluvio universal (cuarto de la semana) obstaculizó la peregrinación de los simpatizantes, ya desencantados con la Selección tras las deficientes notas del verano. Las gotas golpeaban como perdigones de pintura. Sobre la explanada se abría paso el nuevo lago de Santa Úrsula. Las escaleras como cascadas, los chorros del drenaje como disparados por un cañón policial, la espuma que se acumulaba en los pasillos. El rumor de la cancelación se apagó cuando, ante el graderío semi-vacío, aparecieron mexicanos y panameños. La verbena de otras noches mundialistas, ciertamente más mágicas, es solo un recuerdo.

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El ‘Bolillo’ Gómez, consciente de los alcances y límites de sus jugadores, no encontró reparos en recluir a Baloy, Ovalle, Chen y Machado bajo candado. De alguna forma debía a contener a Damm y Gallardo, tan torrenciales como la tormenta de la víspera. Pero un nombre escapó a su escrutinio: Jesús ‘Tecatito’ Corona. Incisivo, galopante, nigromante. Corona reconvierte el espacio-tiempo cuando cambia la marcha. El balón anida dentro de sus pies. Un jugador escrito por Roberto Miró. Con el atacante del Porto como faro, México fue un apasionado cúmulo de buenas intenciones, como un beso perpetuo bajo la lluvia. No obstante, el labio no se le abrió. La maniobra maradoniana de Guardado terminó con un tiro que se estrelló en los diques del Canal. Chicharito también sufrió los logros de la ingeniería civil panameña, capaz, incluso de hacer pasar agua donde reina la sequía: el remate de Cooper en el segundo poste murió en las piernas de Ochoa.

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El Tri, ensimismado, encontraba espacios y transitaba con libertad detrás de Godoy y Gómez, pero el camino a la meta de Calderón, incordiado por la tribuna a pesar de las advertencias de FIFA y las promesas de labor social, seguía bloqueado por el fango. Entonces, Corona imaginó un recoveco y colocó el balón en el borde derecho de Hernández, quien lo colocó a nanómetros del poste. No cesó el ritmo alto de la Selección, quizá petición de Osorio, ni los cambios de frente de Herrera ni los cuchillazos de Damm y Gallardo. Pero el infortunado bucle se repetía. Incluso cuando Vela trazó una curva bellísima con su pincel derecho; el lance de Calderón embelleció el cuadro. Al calor del reposo, el espíritu de Raúl Jiménez poseyó a Tejada, aunque el panameño tuvo menos fortuna y misma plasticidad. El destino de esa chilena estaba sellado desde su concepción: solo una por siglo.

La colosal falta lanzada por Buitrago, que probó los propulsores de Ochoa, abrió el segundo tiempo. Aunado a las proclamas de victoria tras el vuelo del portero del Standard de Lieja, el terror se apoderó del Azteca. El tufo de las noches podridas de 2013. Minutos después, Davis emuló a Vela y Ochoa, a Calderón. Y el pavor. Lo cierto es que el arrojo panameño rompió los grilletes del partido, música para los oídos de Hirving Lozano. ‘El Chucky’ aterrorizó hasta a Manuel Noriega desde el primer segundo en el que puso un pie sobre el césped. En su primera carrera, Ovalle le marcó el alto con métodos ilegítimos. Con el Azteca en combustión, ‘Tecatito’ danzó sobre la línea final, lanzó el centro, y Lozano cabeceó a placer, como llevara toda la vida en ello. Y el terror fue jolgorio. El rugido, uno mismo. El gol, de Mundial.

El cerrojo del ‘Bolillo’ estaba hecho añicos. Las ‘Manos de Piedra’ de Calderón detuvieron un bombazo de Herrera, Chicharito también campaba a sus anchas en espacio aéreo panameño y Aquino, con el gol en bandeja, optó por propulsar un misil de largo alcance para bloquear los de Kim-Jong un. Mientras las ocasiones se sucedieron, nunca desapareció la tendencia autodestructiva del Tri. La Selección de Osorio es un personaje de Dostoyevski, siempre seducido por el autosabotaje. Ochoa debió prodigarse para acallar los embates de Ovalle y Quintero. El desfile por la cornisa ocasionó que la primera proclama de “Nos vamos al Mundial” fuera más tímida que el chubasco que acompañó los minutos finales. El epílogo del encuentro fue sonorizado por un inteligible ‘Cielito Lindo’ y una euforia contenida. El salmo de otras clasificaciones, “Nos vamos al Mundial”, no removió los cimientos del Azteca como en antaño. La falla de Gabriel Torres fue el anti-afrodisiaco por excelencia. Escorado por Ochoa, reventó el cuero hacia las tribunas. El Azteca sufrió un soponcio y luego se recuperó cuando el llamado de la aerolínea anunciaba el vuelo a Moscú. El sufrimiento no amainó el festejo, pero lo descafeinó. Como quien recibe una prueba de una enfermedad no mortal en plena Navidad.

Es correcto. La catedral de San Basilio, el Kremlin, la Catedral de Cristo Salvador, el Hermitage, el Kremlin de Kazán, el Baikal, el Mar Negro, la cordillera del Caúcaso. Todo, todo aguarda por la Selección.

Así vivimos el pase al Mundial de México

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