El Depor baja al Barça de la nube de Champions
La resaca europea le pasa factura al equipo blaugrana, donde Messi fue transparente y la segunda unidad un lastre. El Depor aprovechó la debilidad culé en las jugadas a pelota parada.
El Barcelona pasó del cielo del Camp Nou al suelo de Riazor, donde pagó la resaca de la Champions en un partido en el que el Deportivo le superó claramente por 2-1 en un duelo en el que ni los consagrados (Messi o Piqué) ni los meritorios estuvieron a la altura de un fiasco que compromete seriamente las opciones del conjunto blaugrana de cara a la Liga.
La debilidad mental y táctica del equipo después de la catarsis europea se evidenció en un partido en el que jugadores como Arda Turan y André Gomes demostraron que no están al nivel mínimamente exigible para dar descanso a los titulares y poder mantener el nivel competitivo y en el que cada saque de esquina en contra de la portería de Ter Stegen era un parto para el Barcelona. Botó el conjunto coruñés cuatro córners. Dos acabaron en gol y otro en un cabezazo al poste que el árbitro interpretó como un despeje del portero alemán del Barcelona que dio origen al tanto definitivo de los gallegos.
Pero más allá de esta debilidad en las jugadas a balón parado, que le ha costado al Barcelona cuatro de los últimos cinco goles encajados, el gran problema del Barcelona es mental.
Dio la sensación el equipo barcelonista de ser un conjunto que daba por bueno el éxito en la Champions ante el PSG y que sin Neymar, liberado por tercer año consecutivo del compromiso profesional a favor de la fiesta de cumpleaños de su hermana, tenía muy poco fondo de armario para gestionar la situación. Poco fondo moral y poco fondo humano.
Ni André Gomes ni Arda, dos fichajes que han costado cerca de 80 millones de euros, estuvieron a la altura mínima que podría exigírseles. Y cuando en su lugar comparecieron Iniesta y Rakitic, ni tenían el ánimo ni tenían las piernas o la frescura necesaria para tratar de remar contra el oleaje que se les había vuelto en contra.
Y si encima, como ni Piqué, ni especialmente Messi fueron una sombra de lo que se espera de ellos, el destino del partido pasó a estar en manos de los golpes de fortuna. Y el Barça, sólo tuvo uno. Muy poco para desactivar la fe y el desgaste de un Deportivo que, a pesar de las bajas que tenía, empleó para dominar en todo momento a un Barcelona que volvió a ser muy vulgar.
Regresó el Barcelona al 3-4-3 de los últimos días, pero sin la intensidad necesaria ni el compromiso individual que exige este sistema. Sesteando con la pelota, el equipo blaugrana transitó por la primera parte con tanta paciencia como falta de colmillo. En cambio, el Deportivo, solidario y exigido, supo morder a la que se le presentó ocasión. Primero Ter Stegen salvó el gol del Joselu enviando la pelota a córner y de ese mismo saque de esquina llegó el 1-0. El Barça acabó la primera parte sin enterarse siquiera que el partido había empezado.
En la segunda dio la sensación de que una segunda remontada era posible, pues Luis Suárez cazó un gol de la nada a los 50 segundos de partido. Todo apuntaba que tras el empate, sería el Barcelona el que tomaría el mando del partido, especialmente después de que Iniesta y Rakitic ingresaran en el terreno de juego. Pero el Barcelona perdió el control del juego, invitó al Deportivo a un partido de ida y vuelta y los locales aprovecharon el momento para marcar el segundo gol a la salida de un córner inexistente mediante Bergantiños, que se comió a Jordi Alba, otro que ayer la pifió.
No supo el Barcelona reponerse a ese golpe e incluso a la contra el Depor pudo ampliar la ventaja en el marcador. Del éxtasis europeo, el Barcelona aterrizaba duramente en la realidad de la Liga.