El nuevo convenio colectivo es el mayor enemigo de Otani
El japonés es una de las piezas más codiciadas por todos los equipos de la MLB, pero es posible que su llegada tenga que aplazarse más de lo esperado
Japón es uno de los países con mejores jugadores de béisbol fuera de las fronteras norteamericanas. Su liga es una de las más potentes y los jugadores nipones disfrutan jugando en una competición con un gran nivel y un nivel de profesionalismo que les permite tener unos buenos sueldos. Además al ser la pelota base el deporte más popular en el país, los jugadores son auténticos héroes para sus compatriotas, ganando prestigio y reconocimiento allá donde van.
Hay incluso muchos jugadores norteamericanos y latinos que no encuentran acomodo en la MLB y que acaban firmando por equipos japoneses, con mayor o menor fortuna. El pasado año, sin ir más lejos, todo un veterano como Jonny Gomes, que acababa de levantar el título de campeón del mundo con los Kansas City Royals, probó suerte en la liga japonesa con los Tohoku Rakuten Golden Eagles que disputa sus partidos como local en la ciudad de Sendai. Sin embargo a los pocos meses y por falta de adaptación a la competición japonesa, el jugador rescindió su contrato y ya ha anunciado su intención de buscar equipo en la MLB para esta nueva temporada, aunque los analistas dicen que lo más probable es que sólo pueda conseguir un contrato de ligas menores que incluya una invitación a los entrenamientos de primavera con el primer equipo.
Por otro lado, hay muchos jugadores japoneses que no solo han cosechado un gran éxito en sus equipos sino que esto les ha permitido dar el salto a las ligas mayores. Muchos han triunfado, como Hideki Matsui o Ichiro Suzuki, aunque otros como Daisuke Matsuzaka pasaron sin pena ni gloria por diferentes equipos de la MLB a pesar de venir avalados por un excelente rendimiento en Japón. Todos ellos recalaron en Estados Unidos con unos sueldos muy altos, acordes a la calidad que atesoraban.
La situación va a cambiar desde este año
El nuevo convenio colectivo firmado entre los propietarios de las franquicias y el sindicato de jugadores ha establecido que los jugadores internacionales no podrán considerarse agentes libres hasta que no hayan cumplido los 25 años (hasta ahora el límite eran 23) y cada equipo tendrá un bonus asociado que parte de los 4,75 millones hasta algo más de 10 millones en distintos escenarios.
Asimismo, no sólo se deberá cumplir el mínimo de edad sino que esos jugadores están obligados a competir en al menos seis años en una liga extranjera para estar exentos de estas restricciones. En definitiva, se acabaron las inversiones multimillonarias en jugadores especiales como Yoan Moncada y se eliminan de raíz las opciones que se venían desde Cuba o México por poner algún ejemplo.
Shohei Otani será, probablemente, el primer jugador al que afecte estas nuevas normas. El japonés cumplirá 23 años el próximo verano, así que con la regulación antigua podría firmar un contrato millonario con cualquier equipo, al estilo de lo que hizo Masahiro Tanaka con los Yankees en 2014 cuando firmó un contrato de 155 millones de dólares por 7 años… incluso me atrevería a decir que su montante podría ser muy superior a este. Pero la nueva normativa se lo va a impedir. El acuerdo que tenía con su equipo para jugar con ellos este nuevo año y probar suerte en la MLB a partir de 2018 puede quedarse en agua de borrajas gracias al nuevo convenio colectivo de las ligas mayores.
¿Qué opciones le quedan al japonés?
La que parece más lógica sería quedarse tres años más en Japón y esperar a cumplir los 25 años para poder optar a dar el salto a la liga estadounidense cobrando un salario acorde con su calidad. No olvidemos que estamos hablando de uno de los mejores lanzadores de la liga japonesa que, además, se desenvuelve maravillosamente bien con el bate, lo que es un plus muy importante para todos los equipos que quieran hacerse con sus servicios.
La otra opción es la de arriesgarse a firmar el próximo año con un equipo de la MLB cobrando los bonus establecidos en el convenio colectivo y esperar que su rendimiento como rookie en la nueva liga sea lo suficientemente bueno como para asegurarse una extensión de su contrato, una vez cumplidos los 25, por varios años y con un salario de muchos ceros a la derecha. Eso sí, tendrá que tener mucha confianza en sus posibilidades para hacer esto, ya que adaptarse a una nueva liga, una nueva cultura, un nuevo idioma y un montón de compañeros nuevos de diferentes nacionalidades puede hacer que su rendimiento no sea el esperado y eso trunque sus expectativas de conseguir un gran contrato en el momento adecuado.
Otani tiene, de momento, todo un año para pensar las cosas. En 2017 seguirá jugando en Hokkaido y dispondrá de toda la temporada para analizar con su agente y con su club de origen cuál es el mejor camino a tomar para su futuro.
No obstante, casi me atrevería a pronosticar que tendremos que esperar hasta el 2020 para ver al astro japonés con la camiseta de alguno de los equipos de la MLB.