El Portugal de Cristiano sigue y la Croacia de Modric se va a casa
Un tanto de Quaresma en la prórroga (117') mete a Portugal en cuartos de final, donde se verá con Polonia. Croacia remató al palo un minuto antes de encajar un gol que le elimina.
Un partido sin porterías, una prórroga tremenda y un minuto explosivo acabaron con Portugal en cuartos de final y Croacia fuera de un torneo en el que brilló como nunca.
La alineación de Portugal ya anunciaba un duelo táctico de alta tensión. Santos cambió piezas, metiendo en campo a Adrien Silva y Cedric para sellar a Modric y Perisic a cualquier precio. Y también sacó al gigantón Fonte como central, en pareja de baile con el ariete Mandzukic. Todo calculado, todo medido, tanto que los púgiles estuvieron dando vueltas sobre sí mismos casi media hora sin soltar un puño. Rezumaban miedo a sacos unos y otros, tocando balón siempre a asegurar, sin un solo atrevimiento, ni siquiera de sus estrellas.
Hasta el minuto 25 no llegó el primer remate de Portugal, en cabezazo franco de Pepe que desperdició. Y cuatro minutos después fue Perisic quien lanzó un zurdazo forzado, que obligó a Rui Patricio a inquietarse. Nada más, ni una carrera de Cristiano, ni un destello de Nani, ni una acción que provocara la mínima emoción. Parecía que ambos equipos se emplazaban de mutuo acuerdo al tirón final del partido para hacer algo sonado.
Lo cierto es que el espectáculo rayaba el aburrimiento por tan medido, tan arrugados todos, tan condicionado el talento por las estrictas órdenes de banquillo.
En este panorama tan plano, apenas dos balones altos en cada área sacaron del sopor antes de ir a un descanso en el que se esperaba un cambio de actitud general. Santos dio entrada a Renato por André Gomes aumentando la vibración de Portugal porque Croacia pareció dar un amenazante pasito adelante. Rakitic y Modric empezaron a carburar, dando algún susto a Rui Patricio con llegadas más elásticas, que comprometieron principalmente a Pepe y Fonte. Este incremento de intensidad era un poquito de sal en un plato sosísimo.
Hasta la hora de partido no había noticia alguna de Cristiano. Sitiado por la zaga croata y por sí mismo, el crack no había encontrado una sola pista de despegue enredado en movimientos sin productividad alguna. La ‘bestia’ vagaba por la hierba de Lens sin apariencia alguna de crear peligro.
Mientras, Croacia confirmó su candidatura a la victoria impulsado por un Modric que en efecto le pilló el truco a Andrien Silva para burlarle la marca y crear buen fútbol. Portugal empezó a darse cuenta de que no le llegaba con ese ritmo cadencioso y apretó, forzando Nani un penalti de Strinic (63’) que Carballo no se decidió a pitar. La protesta tímida de Cristiano no sirivió para que el colegiado español titubeara lo más mínimo en su error.
Se animó el escenario lo suficiente para entender que Rui Patricio y Subasic empezarían a tener problemas. Quedaban apenas veinte minutos del duelo, con todo por decidirse y por fin Portugal y Croacia se decidían a poner sobre la mesa lo mejor que tenían para entrar en cuartos de final.
La tensión por cometer un fallo fatal sobrevolaba a las dos selecciones, hasta tal punto que todo fluía hacia una prórroga irremediable. Si nadie falla, no hay goles. Y así sucedió en los noventa minutos.
La prórroga fue otra cosa. Con el choque descosido, Perisic mandó un cabezazo al palo y en la jugada siguiente, Quaresma remató un rechace de Subasic a tiro de Cristiano en el minuto 117'. Un golpe de fortuna que emparejó a Portugal con Polonia y mandó a casa a Croacia, que cayó aporreando la puerta del rival.