Las rachas más largas sin juego perfecto en MLB
Este miércoles Clayton Kershaw lanzó siete entradas sin permitir hits o entregar pasaportes y a seis outs del juego perfecto, el abridor fue reemplazado.
En la jornada del 13 de abril Clayton Kershaw se quedó a seis outs del juego perfecto y una cuestionada decisión de Dave Roberts terminó con la posibilidad (el relevista Alex Vesia toleró el primer imparable de los Twins en el juego). Al no concretarse el virtual juego perfecto de los Dodgers, se extiende a 10 años la racha sin un encuentro de dichas características, pero, ¿cuál es el lapso más grande en la historia?
Las rachas más largas
Hace casi 100 años, el 30 de abril de 1922, Charlie Robertson se anotó el quinto juego perfecto en la historia al maniatar a los Tigers en una victoria de los White Sox. En total, el lanzador de Chicago requirió 90 lanzamientos y seis ponches para la gesta.
Lo que nadie esperaba es que pasarían 34 años para que un juego perfecto se repitiera en la Gran Carpa. Don Larsen (97 lanzamientos, siete K), de los Yankees, escribió en oro sus letras en la historia de las Mayores en victoria 2-0 sobre los Dodgers; lo más impresionante de este encuentro es que lo realizó en la Serie Mundial.
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La segunda racha más larga duró 24 años. En 1880 se registraron dos juegos perfectos en Grandes Ligas cortesía de Lee Richmond y John Montgomery Ward; cerca de un cuarto de siglo más adelante, el histórico Cy Young consiguió el primer juego perfecto en la historia del baseball moderno y tercero de las Mayores.
Cuatro años después de Young, Addie Joss (74 lanzamientos, 3 K) se sumó a la selecta lista cuando los ahora Guardias superaron a los White Sox por la mínima. Tras el pelotero de Cleveland pasaron 14 temporadas y Charlie Robertson, de Chicago, se integró al club del juego perfecto.
Finalmente, en 1968 Catfish Hunter (107 pitcheos, 11 K) lanzó el primer juego perfecto de los Athletics. Grandes Ligas tuvo que esperar hasta 1981 para que Len Baker, de Cleveland, dominará desde el montículo, lo que en ese momento representó el décimo juego perfecto de la historia.