Los Derechos Humanos son la gran preocupación del Mundial Arabia Saudita 2034
La FIFA no evaluó positivamente el apartado relativo a los Derechos Humanos incluido en el informe de la propuesta del reino saudí. El historial del país, en la lupa internacional.
La FIFA ha decidido. Por aclamación. El Mundial de 2034 será en Arabia Saudita. El segundo en el Medio Oriente, el segundo en el mundo árabe; sólo 12 años después de Qatar 2022, tan polémico como publicitado. “Un día histórico para el fútbol”, clamó Gianni Infantino, presidente del organismo. La designación, no obstante, revivió las viejas sospechas que envolvieron al Mundial en el emirato arábigo: temperaturas, calendarización, viabilidad, impacto medioambiental, costo, sostenibilidad... y Derechos Humanos. La preocupación excluyente. Las voces críticas se han multiplicado.
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La misma FIFA ha reconocido el inmenso reto de compaginar su competición insignia con un país que marcha a la cola en cuanto a protección de Derechos Humanos se refiere. El Informe de Evaluación de la Candidatura saudí, elaborado por FIFA, etiquetó como un riesgo ‘medio’ la situación de los DDHH en el reino. El apartado fue uno de los peor evaluados en todo el dossier. “La labor necesaria para aplicar las múltiples medidas detalladas en la estrategia en materia de Derechos Humanos, en particular en ciertos ámbitos, podría suponer un esfuerzo y tiempo considerables, lo cual conlleva una clasificación del riesgo correspondiente que se ha visto reflejada en el análisis”, concluyó la Federación. No obstante, el reporte matiza que la organización del torneo puede catalizar progresos positivos en la salvaguardia de los Derechos Humanos en Arabia Saudita, impulsada por el proyecto denominado ‘Visión 2030′, que pretende modernizar y reformar al reino a nivel político y social.
De acuerdo al Informe, el gobierno saudí emitió numerosos compromisos respaldados en documentación expresa e integrada al expediente de la candidatura. Arabia Saudita deberá acogerse a las normativas internacionales en materia laboral (focalizada en grupos vulnerables, como los trabajadores inmigrantes que participan en la construcción de los estadios), igualdad de género, seguridad, derechos de la niñez, libertad de expresión y combate a la discriminación. Arabia Saudita tendrá que colaborar estrechamente con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la ONU y el Consejo de Cooperación del Golfo para cumplir con las directrices. Las autoridades del país se responsabilizaron a proteger la libertad de expresión, incluida la de prensa, e incluso, ajustar el código penal local para que los procedimientos penales y los mecanismos de detención y enjuiciamiento se apeguen al debido proceso.
“La candidata garantiza que el torneo se desarrolle en un entorno seguro, inclusivo y libre”, añadió FIFA. El problema es que los indicadores internacionales contradicen los avales de la Federación. La homosexualidad es ilegal (con pena de muerte, incluso, en casos de relaciones sexuales probadas) y derechos fundamentales de las mujeres, como el libre tránsito, están restringidos. Según AFP, Arabia Saudita ha ejecutado a más de 300 personas en 2024, más que Irán y China juntos; además, Freedom House considera al reino como una nación ‘no libre’ (su puntaje es de 8/100, uno de los peores del ranking de 2024; 7/60 en libertades civiles). Aún más, Reporteros Sin Fronteras ubica a la nación sunita en el sitio 166° de 180° en su más reciente Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa.
El análisis ‘independiente’ en el que FIFA basó sus conclusiones del Informe de Candidatura fue encargado a AS&H Clifford Chance, una firma que Associated Press describió como “cercana” a Riyad. El texto observa como “aliviador” que Arabia Saudita entable medidas de implementación en un plazo de 10 años; además, consigna que ha habido “un progreso reciente”, sin ahondar en él. No obstante, el dossier no contiene qué preceptos específicos utilizará el reino para atajar la discriminación contra la población LGBTIQ+, no musulmanes o mujeres. Tampoco desarrolla cómo facilitará condiciones laborales y de vida dignas para toda persona involucrada en la organización del Mundial (más de 1,000 trabajadores murieron en los estadios de Qatar 2022, reportó The Guardian), ni menciona el infame y célebre caso de Jamal Khashoggi, periodista asesinado en el consulado saudí en Estambul con la anuencia, según las autoridades turcas, del príncipe heredero Mohammad bin Salmán.
Indignación mundial
La concesión de los derechos de organización de la Copa del Mundo de 2034 a Arabia Saudita causó estupor en algunas organizaciones globales. Human Rights Watch fue una de las más notorias. “La FIFA nunca podrá alegar que desconocía la gravedad de los riesgos que entrañaba la celebración de su acontecimiento emblemático en un país con una protección de los Derechos Humanos tan débil”, condenó la ONG en un comunicado de prensa al que se adhirieron otros 20 cuerpos independientes. “Es evidente que, sin medidas urgentes y reformas integrales, la Copa Mundial de 2034 se verá empañada por la represión, la discriminación y la explotación a escala masiva”, continuó HRW, al hacer responsable a FIFA de cualquier violación a DDHH, de ahora en adelante, en el marco de los preparativos para el máximo evento futbolístico. “Aunque la población saudí merece sin duda experimentar la alegría que puede proporcionar el deporte internacional, no puede venir a cualquier precio. Debe ir de la mano de medidas que garanticen los derechos que su gobierno sigue negándoles”, concluyó HRW.
Hizo coro la Federación Noruega de Fútbol, que se abstuvo de aprobar por unanimidad a la sede. “Las propias directrices de la FIFA en materia de Derechos Humanos y diligencia no se han integrado adecuadamente en el proceso, lo que aumenta el riesgo de violaciones de los Derechos Humanos”, denunció Lise Klaveness, presidente de la entidad, a través de un statement público. Klaveness aquejó que el procedimiento ya estaba cargado de antemano y que el Congreso Extraordinario de este 11 diciembre, en el que FIFA confirmó el proyecto saudí (único contendiente en la licitación), no fue sino una simulación. No hubo una votación por una variedad de propuestas variopintas.
Promesas y explicaciones: “Se han hecho muchos progresos”
“Los Derechos Humanos forman parte integral, no sólo de nuestra candidatura para albergar la Copa Mundial de la FIFA en 2034, sino también de la Visión 2030. Se han hecho muchos progresos antes de la candidatura”, aseguró Yasser Al Misehal, presidente de la Federación de Fútbol de Arabia Saudita, en entrevista con AS USA el pasado agosto. El directivo aceptó que su nación tiene margen de mejora, pero refrendó el discurso oficial: el Mundial impulsará los cambios necesarios y permanentes en la sociedad saudí. “Con el pleno apoyo del gobierno, hemos creado un grupo de trabajo específico para garantizar que la estrategia se aplique de forma eficaz y que la organización de la competición respete los compromisos internacionales de Arabia Saudita en materia de Derechos Humanos”, detalló.
Coincide en ello Erasmo Zarazúa, Doctor en Relaciones Internacionales y académico de la Universidad Iberoamericana, aunque pide mesura: “FIFA dice ‘nosotros somos neutrales, no vamos a enjuiciar al país’. Ellos mismos hacen esta reserva. Estos eventos sirven para que el país se proyecte al mundo, pero también para que el mundo pueda entrar a los países. Hay un legado inmaterial: gracias a estos eventos hay cambios al interior. Es una apuesta para que, tal vez, estos ‘gigaeventos’ deportivos puedan influenciar a la población local, a los gobiernos, a las empresas, para hacer ciertas modificaciones. No siempre pasa. En China, no cambió completamente su régimen (Pekín 2008), pero sí hubo ciertas reformas. Es una manera en las que las organizaciones internacionales introducen ciertos valores. Esperemos así sea ahora”.
“Los Derechos Humanos forman parte integral, no sólo de nuestra candidatura para albergar la Copa Mundial de la FIFA en 2034, sino también de la Visión 2030″
“Arabia Saudita se está posicionando a nivel mundial y global desde la Guerra del Golfo. Es un país aliado de Occidente, además. Más allá de eso, el ciudadano de pie no conoce al país. Lo ve como algo exótico. Es una promoción de su ‘marca país’. El conflicto de Al Qaeda viene también de Arabia Saudita y ahí empiezan las discrepancias. En el contexto de la ‘guerra contra el terrorismo’ y la Segunda Guerra del Golfo, a Arabia la rebasa Qatar como el que se quiere proyectar. Mezclaron negocio con deporte y hay cierto recelo en Arabia Saudita por ello. Ahora, buscan reposicionarse como la potencia geopolítica en el Medio Oriente”, añadió Zarazúa.
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