El mexicano Saúl Canelo Álvarez por golpes de gracia contra Caleb Plant el sábado 6 de noviembre

Nadie puede negar que en estos momentos Saúl Canelo Álvarez a sus 31 años de edad, es la atracción número uno del boxeo.

Es el hombre que mueve la industria de un deporte que palpita con las grandes funciones de los sábados por la noche.

Canelo está sentado en la posición más alta. Una silla en la que no hay espacio para dos. En todas los rankings de respeto, es el mejor libra por libra. Desde hace varios años el lado A del boxeo. No ha sido fácil. Ascender cualquier cima requiere de esfuerzo. Álvarez ha dado golpes de gracia sobre todo a una parte de aficionados y especialistas que son detractores de su carrera.

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Desde que el mexicano comenzó a tomar reflectores, múltiples personas lo sepultaron en sus editoriales. Para ellos, Álvarez no era más que otro producto plástico de Televisa. Un actor de telenovelas al que le calzaron los guantes para convertirlo en el boxeador de moda.

Se equivocaron.

En cada pelea Álvarez evoluciona en su técnica. Ya no es sólo un gran golpeador. Junto a la potencia de sus puños, el jalisciense pule sus movimientos de pies y cinturas. Sabe contragolpear y lo más importante: sabe pensar cuando la sangre y la euforia lo nubla todo.

Canelo tiene tres cinturones de los supermedianos y todos los números a favor en su esquina. En mayo de este año combatió contra el británico Billy Joe Saunders en una velada en la que congregaron a 70 mil aficionados en tiempos donde el coronavirus nos enseñó que más de dos personas juntas es multitud.

Cada cierto tiempo surgen algunas voces que aseguran que el boxeo está declarado muerto o pasado de moda. Si eso fuera cierto ¿qué estamos viendo?

En la batalla contra Saunders, el mexicano obtuvo el título supermediano de la OMB y no menos de 30 millones de dólares. La fortuna del Canelo sobrepasa los 300 mdd de acuerdo a varias estimaciones de medios especializados. Posee inmuebles en gran parte de Estados Unidos, una colección de autos de lujo que envidia cualquier museo y muchas pero muchas prendas de diseñador.

Canelo lo tiene todo, o casi todo….aunque en cada una de sus funciones, el Canelo logra cautivar a cientos de los aficionados más ávidos del pugilismo, hay una rara sensación en la atmósfera que no termina por conseguir la fórmula para declararlo ídolo. Por alguna extraña razón, a la base de aficionados mexicanos, no les atrapa las noches de Canelo.

Ningún atleta es juzgado más que los boxeadores por momentos particulares. Instantes donde se definen al afrontar sus mayores obstáculos y responden a sus crisis más intensas.

Canelo es tan dominante en sus peleas, que pocas veces se encuentra con la adversidad. Desde que fue promovido con Óscar de la Hoya, el Canelo fue seleccionando a cada uno de sus rivales. Muchas veces no se basó en la clasificación de los organismos, sino en lo mejor para él y el negocio. Antes de su primera y hasta ahora única derrota en su carrera,

Álvarez inició una narrativa en la que todo el tiempo señala que quiere hacer historia y marcar una era. Prometió siempre hacer peleas que el público quiere ver, pero el público promedio poco conocía de sus oponentes excluyendo a Mayweather o Golovkin. Canelo se llenó de contrincantes que no lo exigieron, que no llevaron a ir más. De nueva cuenta este sábado va contra un campeón.

El estadounidense Caleb Plant posee el título de la FIB, el último que le hace falta al mexicano para ser campeón indiscutible de los supermedianos. Un hito y deseo para cualquier peleador de 12 rounds.

Plant, de 29 años de edad, nativo de Tennessee, tiene talento y para muchos se encuentra en su mejor momento. Es de manos rápidas y defensivamente tiene cualidades.

Pero, no tiene poder ni el tipo de experiencia que se necesita para capturar las grandes noches de boxeo. De hecho donde es mejor, es calentando las peleas.

El estadounidense inició su carrera en 2014 cuando el Canelo ya había sido campeón del mundo. Plant tiene 21 peleas, Canelo 59. El estadounidense acumula de experiencia 122 rounds contra 425 del mexicano.

Canelo no tiene la culpa de eso. Pero siempre hay un pero. La primera pelea importante del tapatío fue contra Shane Mosley, que era demasiado pequeño y viejo. Miguel Cotto también era más pequeño. Julio César Chávez Jr sólo tenía el nombre de su padre. Esos renglones del Canelo y su falta de carisma, es por lo que no consigue convertirse en ídolo.

Con el mundo tomando ritmo en la nueva normalidad, el boxeo también se va ajustando a los escenarios que fueron su hogar antes de la pandemia.

El Canelo Álvarez vuelve a Las Vegas, sede donde más veces ha peleado. La segunda casa como le llama. Es casi seguro que una entusiasta ola de mexicanos residentes de Estados Unidos lo acompañe durante el fin de semana. Al sur del río Bravo, el Canelo será seguido por televisión y muy seguramente criticado aunque gane por nocaut.