Son tiempos de sol brillante, en materia deportiva, en la Florida. Como hace unos años Massachusetts fue el epicentro de la industria deportiva estadounidense, gracias a los éxitos en seguidilla de Celtics, Patriots y Red Sox, ahora el 'Sunshine State' reclama su sitio. Y tiene argumentos para ello. Los Buccaneers, con Tom Brady y Rob Gronkowski en sus filas, han vuelto al protagonismo en la NFL. El Miami Heat alcanzó las finales de la NBA contra todo pronóstico, basados en la filosofía ultra-competitiva de Pat Riley en las oficinas y Jimmy Butler en las duelas. El Inter Miami de David Beckham inyectó más competencia y más figuras de talla internacional a la MLS. Los Marlins alcanzaron los playoffs de la MLB por primera vez desde 2003 y el Lightning es el campeón vigente de la NHL.

Además, la afición ha podido disfrutar en pleno de todos los equipos al mismo tiempo; la pandemia del COVID-19 trastocó los calendarios de tal forma que durante septiembre todas las ligas profesionales del país coincidieron por primera vez en la historia. Los buenos augurios se multiplican desde Tampa hasta Miami. La Florida es la nueva potencia deportiva.

Han pasado 17 años desde que los Bucs alzaron el primer y único Vince Lombardi que descansa en sus vitrinas. Aquella tarde-noche del 26 de enero de 2003, Tampa Bay apaleó 48-21 a los Oakland Raiders en el Qualcomm Stadium de San Diego. Desde entonces, el panorama ensombreció para los Buccaneers. Pese a la inversión de la familia Glazer, el equipo solamente arribó al Juego de Comodín dos veces (2005 y 2007) en 16 años. La sequía parece que terminará en 2020.

Tom Brady eligió a Tampa como su destino después de romper con los Patriots (con un salario base de 15 millones de dólares anuales) y tiene la encomienda de devolver a la institución a los primeros planos. Para ello, contará con su comparsa favorita en los buenos tiempos en New England: Rob Gronkowski. La sociedad Tom-Rob ganó tres Super Tazones con los Patriots. Los aportes de Ronald Jones II y LeSean McCoy potencian aún más el repertorio de Brady. Es cierto, el QB más ganador de la historia tiene 43 años y está próximo al retiro, pero su brazo aún tiene dinamita. El inicio de la temporada confirma lo escrito: al 9 de octubre de 2020, los Bucs lideran la División Sur de la Conferencia Nacional, con marca de 3-1. Las predicciones los colocan en los playoffs y, cuando menos, en el juego divisional. Dato a ponderar: el contrato de Brady es por dos años. El tiempo apremia.

El Miami Heat es una historia de resiliencia. La disciplina de Erik Spoelstra se sobrepuso al impacto que dejó la salida de LeBron James hace seis años y el coach reconstruyó al equipo desde las cenizas que dejó el fuego de dos campeonatos (2012, 2013). La razón del éxito: un proyecto deportivo de largo alcance, fundamentado en la paciencia y en una filosofía clara de juego defendida por Pat Riley, autor de los Lakers del 'Showtime' en los 80 y mandamás de Miami desde hace 25 años. Spoelstra, quien sobrevivió a un intento de 'gole de Estado' de LeBron, dirige a una máquina perfectamente aceitada y no cualquier pieza puede encajar en ella.

El equipo se mantuvo lo suficientemente competitivo como para clasificar a los playoffs dos veces tras la desintegración del tridente James-Bosh-Wade. La explosión del proyecto llegó en 2020: Jimmy Butler aterrizó en Miami y llenó el único hueco que tenía la estructura de Spoelstra: un escolta con capacidad de penetración, gran tiro medio y liderazgo vociferante. Butler mezcló con la intensidad de Adebayo, la clarividencia de Dragic, la puntería de Duncan Robinson, la frescura de Herro y Nunn, la experiencia de Igoudala. Un equipo con mayúsculas cuyo baloncesto académico barrió con los Pacers (4-0), sorprendió a los Bucks (4-1) y sometió a los tozudos Celtics (4-2) para tomar el trono de la Conferencia Este por sexta ocasión. Quizá pierdan las NBA Finals en la 'burbuja' de Orlando (Florida, qué casualidad) ante los Lakers... de LeBron (el ciclo de la vida). Pero el camino está trazado. Butler es una estrella; Herro, una revelación; y sobre sus hombros Spoelstra puede construir un club que contienda por el Este de la NBA por algunos años.

2020 vio el sueño de David Beckham convertirse en realidad. La pandemia del COVID-19, eso sí, contuvo las celebraciones para las que Miami llevaba años preparándose: el equipo ha disputado más partidos sin público en las gradas que en ellas en toda su breve historia. El Inter de Miami era una quimera que llevaba, al menos, ocho años cocinándose. Finalmente, el equipo se fundó de manera oficial el 28 de enero de 2018. Las noticias cayeron en catarata al año posterior: Diego Alonso fue nombrado como su primer técnico, el club por fin recibió el aval para construir su nuevo hogar en los terrenos del antiguo Lockhart Stadium (en Fort Lauderdale), Rodolfo Pizarro se convirtió en su primer jugador franquicia... En 2020, se unieron a la plantilla Blaise Matuidi, campeón del mundo con Francia en Rusia 2018, y Gonzalo Higuaín, delantero de calibre mundial, exgoleador del Real Madrid, Napoli, Juventus, Milán y Chelsea.

Si bien la marca no es la más fructífera (al 9 de octubre, ocupan el antepenúltimo sitio de la Conferencia Este de la MLS, con cuatro victorias, dos empates y 10 derrotas), el equipo aún tiene al alcance de la mano la clasificación a la fase eliminatoria extendida. Actualmente, el Inter Miami ostenta la segunda plantilla más valiosa de la MLS, (72.79 millones de dólares), solo por debajo de Los Angeles FC (78.47 MDD). Será cuestión de tiempo, y de mucho trabajo, claro, para que el 'Showtime' llegue al fútbol en la Florida.

Los Marlins son autores de una de las mayores sorpresas que haya visto el béisbol de las Grandes Ligas. En 2003, la novena comandada por Jack McKeon derrotó a los míticos Yankees de Joe Torre en seis partidos para ganar la segunda Serie Mundial en el historial de la franquicia. El pitcher Josh Beckett fue condecorado con el MVP, aunque los aportes de Iván Rodríguez en home y Juan Encarnación y Juan Pierre resultaron trascendentales. Desde entonces, los Marlins no volvieron a la post-temporada de la 'Gran Carpa'. Hasta ahora.

Con récord de 31-29, (temporada recortada por la pandemia) capturaron el segundo sitio de la División Este de la Liga Nacional y, con el poder al bat del RHP Sandy Alcántara y el 3B Brian Anderson, se abrieron paso rumbo a los primeros playoffs para una generación de aficionados miamenses. Borraron en dos juegos de la Serie de Comodín a los Chicago Cubs y se toparon con los poderosos Bravos en la Serie Divisional. Los dirigidos por Don Mattingly podrían despedirse pronto de la contienda por el anillo, pero un mensaje ha sido enviado: los Marlins están de vuelta. Además, en el otro frente Divisional de la NL, los Tampa Bay Rays se baten a duelo encarnizado con los Yankees. Florida power.

No obstante los logros de las instituciones antes mencionadas, el título nacional más reciente corresponde al Tampa Bay Lightning, monarca actual de la NHL. De hecho, el Lightning es el único club profesional de la Florida que reina su deporte actualmente y, también, el único que ha llevado la Stanley Cup al 'Estado naranja'. Abanderados por Jon Cooper, el Lightning se sobrepuso a la pausa del COVID-19 y, con un Nikita Kucherov inspirado, se abrió paso hasta conquistar la Conferencia Este: cayeron a sus pies Columbus Blue, Boston Bruins y New York Islanders, antes de las finales en las que se enfrentaron a Dallas Stars. El pasado 28 de septiembre, el Lightning se impuso 2-0 en el sexto cotejo de la serie, celebrada en la 'burbuja' de Edmonton, y alzó la Stanley Cup por segunda ocasión, con el defensa Victor Hedman como 'Jugador Más Valioso'. ¡Abran paso a los reyes del hockey norteamericano! El ejemplo prototípico del despertar deportivo de la Florida, que ya ha colocado a varios representantes en la élite. Y ninguno tiene intenciones de salir pronto de ahí.