Lo bueno, lo malo y lo feo de la semana 15 de la NFL
Los Cowboys redescubrieron la mejor versión de Elliott justo a tiempo para retomar el camino a la trascendencia.
Lo bueno
Nadie nunca va a confundir a Jason Garrett con Vince Lombardi o, siquiera con un coach medianamente bueno, pero el “cerebro” de Dallas hizo el domingo lo que pocos esperaban de él: Lo correcto.
Por lo correcto nos referimos, obviamente, a dejar de inflar los números de Dak Prescott solo para justificar el inminente contrato de 40 millones que piensa firmarle su jefe, y poner a la ofensiva de Dallas donde siempre debió ir: En las manos de Ezekiel Elliott.
Elliott respondió al llamado con 28 acarreos para 117 yardas y dos anotaciones para darle a los Cowboys nueva vida, una confianza renovada y apabullante triunfo sobre los Rams 44-21. De la mano de Elliott, Dallas tuvo su día más productivo de la campaña en lo referente a puntos y yardas por tierra (263), para dejar atrás una racha de tres derrotas y cuatro reveces en sus últimos cinco encuentros, lapso en el que apenas promediaron 83.8 yardas por juego.
Los Cowboys pusieron el domingo su marca en 4-1 en juegos en los que Elliott tiene más de 21 acarreos y más de 100 yardas por la vía terrestre, lo que debería ser un claro indicador para todos de que menos Dak y más “Zeke” es la fórmula ganadora en Dallas.
Garrett la redescubrió justo a tiempo, utilizando a Elliott y a Tony Pollard para un total de 36 veces para 248 yardas y tres anotaciones, para frenar la caída libre de Dallas y mantener su porción del liderato divisional.
Elliott fue fundamental para que Dallas montara ofensivas de touchdown de 90, 75, 97, y 9 yardas en la primera mitad, machacando el corazón de la defensiva de los Rams y, eventualmente, también sus aspiraciones.
Lo malo
Al concluir la temporada, los Raiders iniciarán el doloroso proceso de mudarse por segunda vez en su historia de Oakland, esta vez para siempre. Gracias a Derek Carr y una ofensiva completamente inoperante en la segunda mitad ante Jacksonville, el último recuerdo de los aficionados en el “Hoyo Negro” es una derrota que dejó en evidencia que los Raiders no tienen corazón.
Después de tomar una ventaja de 16-3 al medio tiempo ante unos inertes e inofensivos Jacksonville Jaguars, los Raiders ya alistaban la fiesta de despedida. Treinta minutos de football después, el ambiente en Oakland fue fúnebre.
Los Raiders tuvieron apenas cuatro ofensivas en la segunda mitad, despejaron en las dos primeras, fallaron un gol de campo de 45 yardas, y se quedaron con el balón en la mano y sin tiempo en el reloj después de otorgar dos touchdowns en los últimos 5:15 del encuentro, el último de ellos a 31 segundos del final.
El último juego de los Raiders como locales antes de su mudanza a Las Vegas, ilustró a la perfección la crisis en la que están sumidos después de un prometedor inicio de 6-4. Han perdido sus últimos cuatro partidos, y salvo el duelo del domingo ante Jacksonville ninguno de los otros tres estuvo siquiera en duda, anotando apenas 49 puntos en ese lapso.
Si el “Hoyo Negro” no fue capaz de inspirar a la ofensiva de los Raiders, al menos dejó un enorme recuerdo en el quarterback de los Jaguars, Gardner Minshew II, quien dijo al terminar el encuentro: “Nunca antes había visto tantos dedos medios en mi vida”. Oakland, te vamos a extrañar.
Lo feo
No hay nada más feo que pasar del primero al quinto lugar de la conferencia en un parpadeo. Bueno, sí lo hay: Cayendo en casa a manos de un verdugo con marca de 5-9 y sin absolutamente nada porque jugar el resto de la campaña, excepto el honor.
La virtuosa defensiva de San Francisco demostró ser cualquier cosa menos eso en el último cuarto de su derrota 29-22 ante los Atlanta Falcons permitiendo 19 puntos en el último periodo, en los últimos 5:15 para ser más específicos todavía.
En cualquier otro día, una ventaja de nueve puntos con 10 minutos por jugar y con tu defensiva en el terreno de juego, sería suficiente para que San Francisco firmara otro triunfo en su sorprendente e impresionante campaña. No el domingo. Matt Ryan coronó una ofensiva de 70 yardas para encontrar a Julio Jones en un touchdown de cinco yardas a dos segundos del final para darle la vuelta al marcador.
Esta es una señal de alarma para unos 49ers que venían de permitir 46 puntos en su triunfo de la semana previa y ahora colapsaron ante un equipo que, en el papel, no tenía mucho que ofrecer.
En un fin de semana en donde el resto de los protagonistas de la ultra competitiva Conferencia Nacional ganaron sus respectivos duelos, San Francisco se derrumbó y ahora, en lugar de tener la posibilidad de recibir toda la postemporada en casa, se encuentran -temporalmente- como comodines y con dos duelos divisionales pendientes ante Rams y en casa de Seattle.