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NFL

Lo bueno, lo malo y lo feo de la semana 3 de la NFL

Un debut de ensueño y una nueva debacle acaparan los reflectores del tercer domingo de la nueva temporada.

Estados UnidosActualizado a
Un debut de ensueño y una nueva debacle acaparan los reflectores del tercer domingo de la nueva temporada.
Mike EhrmannAFP

Lo bueno

Los Giants eran un equipo en agonía, y su último aliento de vida parecía escaparse cuando el estelar Saquon Barkley salió lesionado del tobillo la tarde del domingo. Aparentemente, New York no tenía ni un solo motivo para sonreír, para querer vivir... deportivamente hablando.

Fue entonces que apareció el hombre más criticado desde que llegó a la ciudad después de ser la sexta selección global del pasado Draft. En su primer inicio en la NFL en sustitución del responsable de los últimos dos títulos del equipo, Eli Manning, Daniel Jones inyectó un poco de vida y esperanzas a corto y mediano plazo para los G-Men con una inspiradora actuación.

Jones lanzó dos pases de touchdown y corrió para otros dos, el último de ellos de siete yardas a 1:16 del final para completar la remontada de 18 puntos que encaminó a los Giants a su primera victoria de la temporada, 32-31 sobre los Tampa Bay Buccaneers. Jones completó 23 de 36 envíos y lució en comando de una ofensiva que tenía apenas 31 puntos en sus dos partidos previos.

Lo más impresionante no es el hecho de que Jones haya encaminado a los Giants a un triunfo ante unos Bucs que forzaron dos intercambios de balón y capturaron al quarterback en cinco ocasiones, sino que lo hizo de visita y sin Barkley durante toda una segunda mitad en la que New York acumuló 22 puntos para escapar de las garras de la derrota.

Abajo 28-10 al medio tiempo y sin Barkley, Jones lanzó pases de touchdown de 75 yardas a Evan Engram, y de 7 a Sterling Shephard, antes de coronar la improbable remontada con su carrera de siete yardas a la zona prometida. La actuación del domingo, por sí sola, es suficiente para silenciar a corto plazo el debate público sobre quién debe ocupar la titularidad detrás del centro de los Giants.

Ahora que estableció un parámetro tan alto, la presión estará sobre Jones por replicar su actuación en su cita del próximo domingo ante los Redskins.

Lo malo

Los Chargers iniciaron la campaña con altas expectativas y el talento en el equipo para respaldarlas. Sin embargo, después de tres semanas no han sido más que una constante debacle que, debatiblemente, no les deja más opción que volver a la mesa de negociaciones con el estelar y ausente running back Melvin Gordon.

Por segunda semana consecutiva, esta vez en casa, Los Ángeles desperdició una ventaja en la segunda mitad que resultó en derrota y más preguntas que respuestas en un equipo que la temporada anterior se encaminó a playoffs de la mano de cinco remontadas en el último cuarto y de crearse cierta reputación para cerrar encuentros.

Este año ha sido todo lo contrario para Philip Rivers y los Chargers, que han enfrentado todo tipo de problemas para ponerse 1-2 con dos derrotas por un total de 10 puntos. La semana pasada en Detroit, Los Ángeles tuvo apenas cuatro posesiones en la segunda mitad, ¿el resultado? Un fumble, dos goles de campo errados, y una intercepción en la derrota de 13-10.

El domingo siguieron donde se quedaron. Después de llegar al medio tiempo arriba 17-7 ante los Texas, Rivers llevó a los Chargers a dos despejes, un fumble, una pérdida de downs y un gol de campo en la derrota de 27-20.

Resultados inadmisibles para un equipo que inició la jornada como la cuarta mejor ofensiva en yardas de la liga, pero apenas la 17ma en puntos. En el juego ante los Texas se volvió aún más evidente la ausencia de Gordon, después de que Los Ángeles apenas acumuló 73 yardas terrestres después de superar las 125 en sus dos partidos previos.

Para su fortuna, el calendario de los Chargers le tiene cuatro partidos consecutivos (Miami, Denver, Pittsburgh y Tennessee) que se combinan para una sola victoria. Un tramo que deben aprovechar para encontrar soluciones o comenzar a reducir sus aspiraciones.

Lo feo

Los Denver Broncos.

Tal vez ocultos entre la miseria que rodea a equipos con un desempeño incluso más pobre, entiéndase Jets o Dolphins, o a equipos con aspiraciones más grandes, como los Steelers, los Broncos han tenido un inicio de temporada simplemente catastrófico.

Es que simplemente no tienen nada que ofrecer. Ni ofensiva, ni defensiva, ni equipos especiales. No hay un solo jugador por el que en este momento valga la pena pagar un boleto o sintonizar un canal. Son, francamente, uno de los equipos más aburridos de la NFL.

El nuevo experimento de John Elway en la posición de quarterback Joe Flacco (después de Tim Tebow, Kyle Orton, Peyton Manning, Brock Osweiler, Trevor Siemian, Paxton Lynch, Case Keenum desde 2011) sigue sin echar a andar a una ofensiva que promedia poco más de 15 puntos por encuentro.

La llegada de Vic Fangio, un especialista defensivo, como nuevo coach con el objetivo de convertir a la dupla de Von Miller y Bradley Chubb en la pesadilla de los quarterbacks rivales, ha dado resultados completamente adversos. El equipo no acumula un solo sack ni ha generado un solo intercambio de balón en tres encuentros. El resultado: 0-3 y un mar de frustraciones.