Jets: Con la obligación de alcanzar nuevas alturas

La temporada 2018 de New York comenzó de manera alentadora con un contundente triunfo en lunes por la noche 48-17 sobre Detroit. A partir de ese momento todo fue en picada para los Jets, que jamás replicaron tal producción ofensiva y solo permitieron menos de 17 puntos en dos juegos más en todo el calendario.

Como resultado, una campaña de 4-12 y la llegada de un nuevo coach en Adam Gase. La era de Gase comenzó con más turbulencia para los Jets, con reportes de críticas al contrato de su adquisición estelar, el running back Le’Veon Bell, y una lucha de poder con el gerente general Mike Maccagnan, que finalmente derivó en la llegada de Joe Douglas al cargo.

Al equipo solo le queda la esperanza que el resto del trayecto durante la campaña regular sea un vuelo sin mayores incidentes. Después de todo, tienen los elementos para conservar el optimismo.

El quarterback Sam Darnold tuvo destellos de talento que justificaron su tercera selección global el año pasado, adquirieron al agente libre más cotizado en Bell, un jugador lo suficientemente versátil para darle balance a una ofensiva que pasó todo tipo de problemas para reflejarse en el marcador.

Con un trasfondo plenamente ofensivo, la prioridad de Gase es brindarle la constancia a Darnold que careció en su año de novato. La llegada de Bell debe facilitarle las cosas proporcionándole un ataque terrestre que sea amenaza suficiente para el rival, como para darle tiempo para tomar mejores decisiones y abrirle las líneas de pase (15 intercepciones en 2018).

Por otro lado, la defensiva (la 29na en puntos admitidos) también requiere de trabajo intensivo, y los Jets no escatimaron en gastos por adquirir la materia prima para cubrir las carencias. En la agencia libre adquirieron al codiciado linebacker C.J. Mosley y en el Draft tomaron con la tercera selección al enorme tacle defensivo Quinnen Williams, considerado por muchos como el jugador más preparado para la transición a la NFL de toda su generación.

Todo esto, en teoría, debería traducirse en progreso para un equipo que está por cumplir nueve años sin un viaje a la postemporada. Y aunque es poco probable que 2019 sea el año en que termine la sequía, una división en donde Miami y Buffalo tienen un déficit de talento aún más evidente que el de los Jets podría ayudarlos a salir del fondo del sector por primera vez en cuatro años.

New York Jets

División Este AFC

Récord en 2018: 4-12

Estadio: MetLife Stadium

Títulos de Super Bowl: 1 (III)

Head coach: Adam Gase

Coordinador ofensivo: Dowell Loggains

Coordinador defensivo: Gregg Williams

Draft

1ra (3) DT — Quinnen Williams (Alabama)

3ra (68) LB — Jachai Polite (Florida)

3ra (92) T — Chuma Edoga (USC)

4ta (121) TE — Trevon Wesco (West Virginia)

5ta (157) LB — Blake Cashman (Minnesota)

6ta (196) CB — Blessuan Austin (Rutgers)

Movimientos

Altas:

RB — Le’Veon Bell

LB — C.J. Mosley

WR — Jamison Crowder

Bajas:

G — James Carpenter

C — Spencer Long

WR — Andre Roberts

Jugador a seguir

Después de ausentarse toda la temporada anterior con una disputa contractual con Pittsburgh, Le’Veon Bell firmó con los Jets y asegura que está físicamente al 100%. New York no espera nada menos de su adquisición estelar. Bell, quien en sus cinco años en la liga se ha establecido como uno de los backs más completos de la NFL gracias a su paciente estilo en el juego terrestre y sus confiables manos en el ataque aéreo, supuestamente debería brindarle al inexperto pasador Sam Darnold el balance que necesite para continuar con su progreso en el segundo año y empiece a encaminar a los Jets en la dirección correcta.

LeyendAS

En enero de 1969, Joe Namath declaró: “Vamos a ganar el juego. Lo garantizo”. Tres días después, el extrovertido pasador de los Jets cumplió con su promesa en la victoria de su equipo 16-7 sobre los Baltimore Colts en el Super Bowl III. Esas siete palabras le dieron a Namath status de deidad en Nueva York y entre los fieles de los Jets. Incluso antes de darle a la organización su primer y único campeonato, Namath ya tenía material de leyenda gracias a su personalidad y al hecho de convertirse en el primer quarterback en la historia en superar las 4,000 yardas aéreas en 1967. Asediado por las lesiones y la inconsistencia en los últimos ocho años de su carrera, lo que logró en los primeros cinco (un título, cuatro Pro Bowls y un All-Pro) fueron suficientes para llevarlo al Recinto de los Inmortales pese a que concluyó su carrera con 173 pases de touchdown por 220 intercepciones.