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Grandes Ligas

Grandes Ligas experimentará con robo de la primera base

Grandes Ligas, a través de la Liga del Atlántico, pondrá a prueba un nuevo concepto que podría tener enormes ramificaciones.

Estados UnidosActualizado a
CLEVELAND, OHIO - JULY 09: Carlos Santana #41 of the Cleveland Indians participates in the 2019 MLB All-Star Game at Progressive Field on July 09, 2019 in Cleveland, Ohio.   Jason Miller/Getty Images/AFP
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Jason MillerAFP

Billy Hamilton es uno de los peloteros más rápidos de todo el baseball, posiblemente en la historia, pero es, también, un bateador cuya peligrosidad se reduce considerablemente con el bate en la mano.

¿De qué sirve tener a un jugador con turbinas en los spikes si no es capaz de embasarse consistentemente? Resulta que, si juegas en la Liga del Atlántico, podría ser de mucha utilidad.

En apego a un acuerdo firmado recientemente entre la oficina de MLB y la Liga del Atlántico en el que la segunda básicamente accedió a convertirse en su ratón de laboratorio, la Liga del Atlántico se dispone a implementar una serie de experimentos, ninguno más innovador que el robo de la primera base.

¿CÓMO SERÍA LA REGLA?

La regla básicamente consiste en que cualquier lanzamiento que el receptor no atrape _ un wild pitch o un passed ball _ sin importar la cuenta, es bola en juego y le permite al bateador aventurarse a la caza de la primera base.

El objetivo no es otro que el de inyectarle un poco más de acción a un juego que se convierte a un ritmo acelerado en una competencia de home run o ponche, brindándole una opción mucho más emocionante que una base por bolas.

La medida es atractiva, pero también se balancea peligrosamente sobre la delgada línea que podría afectar al baseball como lo conocemos.

¿El manager buscará más peloteros con velocidad y buen control de la zona de strike por encima de jugadores de 40 home runs y 140 ponches? ¿O preferirán a un pitcher que sea capaz tirar strikes en lugar de bolas a 100 millas por hora?

El cambio más radical podría darse detrás del plato. Con el resurgimiento ofensivo, ahora cualquier pelotero es una amenaza de cuadrangular y eso incluye a los catchers que, históricamente, fueron una posición exclusivamente defensiva.

Si esta regla llegara a implementarse en Grandes Ligas, ¿qué pasaría con personajes como Gary Sánchez o Yasmani Grandal? Receptores capaces de castigar esféricas de manera inmisericorde pero que también han demostrado en más de una ocasión que al momento de “mascotear” son poco más útiles que un destornillador sin punta.

Un error para controlar un pitcheo podría darles a los Billy Hamilton (293 robos y .243 en su carrera) y Carlos Gómez (268 estafas y .252 de bateo) una oportunidad de convertir un lanzamiento a la tierra en un doblete, añadiéndole gran valor a los peloteros de ese molde.

Por lo pronto es un experimento, como los umpires electrónicos _ mal llamados robots _ y las opciones de prohibir las formaciones especiales, “Defensive shifts”, y retroceder unos centímetros la placa de pitcheo. Pero vale la pena seguir el desarrollo de estas propuestas a fin de ver si el comisionado Rob Manfred consigue su ansiado propósito de convertir al baseball en un juego más ofensivo.