Arizona Cardinals

Kyler Murray estará a prueba con el coach Kliff Kingsbury

El coach debutante dependerá de las habilidades únicas de su novel quarterback para cambiarle la cara a la ofensiva de Arizona.

Estados Unidos
Christian PetersenAFP

Kliff Kingsbury y Kyler Murray llegan a la NFL con algo en común: Una reputación de ser capaces de transformar a cualquier ofensiva, lo que se ajusta a la perfección con las necesidades de unos Arizona Cardinals que tuvieron el peor ataque de la NFL en 2018.

Obviamente, Kingsbury cree que Murray es un talento especial, como lo demuestra el hecho de que lo convirtió en su primera selección colegial, y apegándose a sus principios como un supuesto “gurú de quarterbacks” _ etiqueta que viene de haber trabajado en la universidad con pasadores de la talla de Patrick Mahomes y Baker Mayfield _ y a las tendencias claramente ofensivas en la NFL, el coach debutante no tardará en poner a prueba a su nueva arma.

¿Y cuál es el plan para Murray, el pequeño pero elusivo ganador actual del Trofeo Heisman?

Más formaciones con cinco receptores de las que se ven actualmente en la liga. En declaraciones a Football Morning in America, Kingsbury dijo que planea facilitarle la transición a la NFL manteniendo la esencia de la ofensiva con la que Murray trabajó con excelentes resultados en la Universidad de Oklahoma.

En teoría, el plan podría funcionar.

Una formación abierta le daría a Murray una baraja de posibilidades y lecturas rápidas, además de permitirle utilizar su velocidad y peculiar habilidad para comprar tiempo o hacer jugadas por tierra.

Pero en la práctica, podría ser un plan suicida.

Para que una formación de 5 wide receivers funcione, debes contar con personal que sea capaz de atrapar el balón y los Cards no presumen precisamente de profundidad en la posición salvo por el eterno Larry Fitzgerald.

Arizona fue la peor ofensiva aérea de toda la NFL el año pasado y únicamente Fitzgerald superó las 50 recepciones (69). Los siguientes fueron el running back David Johnson (50), el novato Christian Kirk (43) y el tight end Ricky Seals-Jones (34). No son precisamente un grupo que inspire miedo. El equipo adquirió para este año a Kevin White, quien fracasó con los Bears, y tomó a otros tres receptores en el Draft: (Andy Isabella, 2da ronda), Hakeem Butler (4ta ronda) y KeeSean Johnson (6ta ronda).

Incluso después de las adquisiciones y de que comiencen a ajustarse al sistema de Kingsbury, el grupo no luce extremadamente competitivo y podría causarle más problemas que soluciones a un quarterback inexperto que no está habituado a la velocidad de la NFL.

Si no hay opciones de pase, el bolsillo se colapsará inevitablemente y Kingsbury cuenta con las habilidades especiales de Murray.

“Su capacidad para salir de la bolsa, para escapar de esos linieros defensivos que penetren, es simplemente única”, dijo el coach. “Y que aún pueda plantarse, evaluar l terreno y deshacerse del balón a tiempo, hacer sus progresiones. Cuando le abres el campo es un arma de distintas formas”.

Nuevamente, una teoría sólida pero una práctica que podría resultar endeble.

Murray lució como un hombre jugando entre niños en Oklahoma, su velocidad y capacidad elusiva, pero en la NFL ponerlo a competir por piernas parece solo una manera imprudente de utilizar a quien se supone es el futuro y piedra angular de la franquicia.

¿O acaso Kingsbury no se ha enterado que tiene ocho juegos en la temporada contra Aaron Donald, Nick Bosa y la defensiva de los Seahawks? No es casualidad que los Cardinals hayan sido el quinto equipo que más sacks permitió en 2018, combinación de una línea endeble, unos receptores incapaces de comprar tiempo y sí, también un quarterback novato y titubeante.