Los últimos dos recursos de los Eagles: Foles y la fe

Parece que hay una nueva tradición en Philadelphia: Recurrir a Nick Foles en esta época del año para rescatar la temporada. El año pasado dependieron de él todo el camino hasta el improbable título, en esta ocasión su misión es darle al equipo la oportunidad de defenderlo.

No importa las circunstancias, los Eagles no han perdido la fe en su quarterback convertido en salvador. O tal vez, simplemente, no tienen otra opción.

En un acto de fe, desesperación, o una combinación de ambas, Chris Long, Fletcher Cox y alguno otros miembros de la defensiva de los Eagles montaron un altar en el casillero de Foles a dos días de que se jueguen la vida ─y el campeonato─ en casa ante los Texans.

El altar consta de veladoras ─incluyendo de la Virgen de Guadalupe y San Judas Tadeo─ una imagen de Foles en su uniforme con los Rams y una copia del libro del pasador suplente convertido en Jugador Más Valioso del Super Bowl, convenientemente titulado: Believe It.

Foles, un hombre sumamente religioso que incluso planea en convertirse en pastor una vez que finalice su carrera ganándose la vida lanzando un balón, ya tiene una congregación de fieles dentro del vestidor.

La misión es tan similar, y a la vez tan distinta, a la que completó el año pasado. Ahora necesita guiar a los Eagles a dos victorias más, ante Texans y Redskins, y recibir ayuda providencial de Minnesota (o sus rivales) para aspirar a playoffs. Y obviamente, una nueva actuación providencial de Foles.

“Él ha estado aquí para sacarnos del problema cuando hemos tenido lesiones en otras ocasiones. Y este fin de semana es lo mismo”, dijo Long. “Sé que (Foles) se va a lucir”.

Ante un equipo como los Texans (10-4), ganadores de 10 de los últimos 11 partidos y con la posibilidad de descansar la primera semana de playoffs a la vista, se necesitará más que un gran juego de Foles.

Pero la fe de los Eagles en Nick Foles es inquebrantable. Su única opción es creer.