Hijo de tigre, sale pintado, reza el adagio popular, e hijo de arquero … ¡Goleador!, así se resumiría para los simplistas la historia de Santiago Patiño. Desconociendo el camino de entrega y sacrificio de su madre, los consejos y charlas futboleras de su padre; así como el ‘fuego interno’ de un joven prospecto que hoy por hoy está tan concentrado en su objetivo que se considera ‘casado con la pelota’.

AS USA conversó con el colombiano en diciembre y ahora fue elegido como Pick 3 del Superdraft 2019 por el Orlando City.

“No mucha gente puede decir que el papá y dos de sus tíos jugaron fútbol profesional. Es algo de lo que uno debe estar orgulloso, es algo que está en los genes de uno y se convierte en algo para compartir en familia”, analizó el delantero acerca de sus ascendencia.

Santiago Patiño Pizano, como es su nombre de pila, es hijo de Milton y sobrino tanto de Jairo ‘El Viejo’, como de Alejandro Patiño. Su padre y su tío Alejandro fueron arqueros; mientras que Jairo fue mediocampista no solo en Colombia sino en Argentina, un paso por México y regular con la selección Colombia.

Decisiones y fortaleza

Pero el camino de Santiago no ha estado marcado por el apellido. Por el contrario, se ha hecho en un lugar donde su familia futbolera poco importa y todo lo que pretenda lo ha tenido que encontrar con el esfuerzo de su señora madre (María Pizano) y el suyo propio.

“Mis padres se separan cuando yo tenía 9 años. Al principio me quedo viviendo con mi papá y mi mamá toma la decisión de venirse a vivir a Orlando”, contó ‘Santi’ sobre los orígenes de su llegada a Estados Unidos y por qué a pesar de haber jugado en varias divisiones inferiores de equipos en Colombia (cada que su padre cambiaba de equipo, él también), terminó formándose en Estados Unidos.

“Después de dos años de estar viviendo con mi papá, mi madre ya estaba más establecida y yo decidí venirme a vivir con ella a Orlando. Y aquí empecé a jugar”, recordó de aquella transición que le obligaba la familia dividida y la necesidad de tomar decisiones.

Para Santiago había en ese entonces dos cosas fundamentales que hoy siguen siendo su faro: “Ya en ese entonces quería ser futbolista profesional y no quería que mi madre estuviera sola”. Una declaración de intensiones que lo tienen a punto de cumplir su sueño.

“Mucha gente pregunta por qué no me voy a Colombia a jugar o porqué no seguí intentado allá si lo que quiero es jugar. Pero siempre dije que si voy a ser profesional en el fútbol, lo voy a conseguir aquí, en China o donde sea”.

Con esa decisión, su talento y el trabajo duro, al delantero, nacido en Medellín, no le han faltado opciones. “Me han buscado para jugar en Colombia o en México. Pero yo ya estaba estudiando mi carrera (Administración de Instituciones Deportivas - se graduó hace dos semanas) y decidí que lo mejor era terminar los estudios como debe ser y lo que Dios tenga después, eso será para mí”.

Por lo pronto, ser el goleador de su Conferencia en el fútbol universitario y haber sido listado como el quinto mejor prospecto a nivel nacional tras disputar la Premier Development League (PDL) son algunas de las muchas marcas que cerraron su 2018 y reflejan que aquellas decisiones van dando sus frutos.

Familia es familia

Obviamente el respaldo ha sido irrestricto, en medio de las circunstancias. “Los primeros años en Orlando fueron duros, porque no teníamos familia cerca ni conocíamos a nadie. Mi mamá tenía tres trabajos, mientras yo iba a la escuela y entrenaba”, recordó ‘Santi’.

Ese ejemplo de dedicación y entrega le ha quedado hasta el punto de ser la marca de su carrera. “Soy muy disciplinado, trabajo muy fuerte. Entreno así sea con una pared. Soy detallista en mi trabajo. Si uno hace las cosas a medias no va a sacar nada. Cualquier cosa que haga, así sea lo mínimo, lo hago dando todo lo mejor de mí”, dijo como parte de su descripción como jugador.

Milton, su padre, el arquero, también ha sido pieza importante aún en la distancia, de la formación de un centro delantero que usa el cuerpo, aprovecha las oportunidades y no da descanso a los defensores centrales. “Aunque me haya venido a Estados Unidos desde los 11 años, tengo una gran relación con mi papá. Hablamos unas cuatro veces mínimo por semana e intento ir a Colombia mínimo una vez al año”.

El fútbol corre en la sangre, las venas y el corazón. Santiago lleva varios años soltero porque también de su familia aprendió que para mantener una relación se necesita tiempo y dedicación, que si las cosas se hacen, hay que hacerlas bien. Y por ahora, lo único que quiere hacer muy bien es su camino hacia el profesionalismo en el fútbol.

Tropezón que abre puertas e Ídolos

“Estuve un tiempo en la academia de Orlando City SC y ya había conversaciones para que me firmaran con contrato de MLS como jugador de su academia (Homegrown). Pero hace unas semanas nos enteramos que no cumplía todos los requisitos que la liga pide para avalar esos contratos”.

Por unos minutos, el camino al profesionalismo parecía alargarse, hasta que terminó de leer. A pesar de que Orlando no podía firmarlo inmediatamente, su nombre estaba incluido en los invitados al Combine, luego del cual se realiza el tradicional Super Draft (selección de jugadores universitarios), abriendo las puertas a que cualquier club lo reclute.

“Todo pasa por algo, creo mucho en Dios y lo que él me coloque en el camino me hará feliz. Si las cosas no se dieron para firmar como Homegrown es por algo. Todo lo que me acerque a mi sueño me emociona, he hecho mucho sacrificio por esto”, analizó entorno al tema.

En medio de las idas y venidas que no dependen de él, Patiño dedica tiempo a las cosas que sí puede controlar. Trabaja a diario y mantiene su rutina de los partidos en lo que tiene que ver con la preparación.

“Reviso videos de jugadores como Cavani (Edinson, PSG); Falcao (Radamel, AS Monaco), Ibrahimovic (Zlatan, LA Galaxy)”, reveló. Lista a la que añadió como fiel hincha del Deportivo Independiente Medellín, a Germán Cano (rumorado para llegar a MLS). Siempre intentando perfeccionar sus definiciones.

Espejos, ejemplos, apoyos, elementos todos que hacen parte de las ‘armas’ de un delantero de sangre futbolera, personalidad tranquila y objetivos muy claros.

“En dos semanas puedo estar viviendo de nuevo en Orlando y jugando profesionalmente, o puede cambiar mucho todo y terminar en cualquier otra ciudad jugando profesionalmente. Soy positivo y le dejo todo en las manos a Dios”.