El arquero nacido en Nuevo México y su familia sobrepasaron la violencia, la migración y varias dificultades más por cumplir sus sueños. En enero estará en el Combine de MLS.
Ser desplazado por la violencia puede convertirse en una huella imborrable que marque el futuro de cualquier menor de edad. Pero, cuando dos padres se proponen apoyar a sus hijos aun en las condiciones más adversas, hay mas razones para creer que el sueño, así sea jugar al fútbol profesional, puede estar al alcance.
Ese es el marco en el que se desarrolla la historia de nuestro protagonista, a quien llamaremos ‘Huicho’, no para ocultar su nombre, sino porque le gusta, porque él también va por su ‘premio mayor’, como el personaje de novela de donde salió su apodo.
Para empezar, hay que decir que su nombre es Luis y no ‘Louis’ como aparece en la lista de jugadores invitados al próximo Combine de MLS. La prueba anual en la que futbolistas universitarios buscan confirmar que merecen ser seleccionados en el SuperDraft y, por qué no, firmar su primer contrato como futbolistas profesionales.
Su nombre completo es Luis Eduardo Barraza Cobos y AS USA conversó con él para conocer más de su historia, sueños y conceptos. Es un arquero, egresado de Marquette University, con un grado (Major) en ‘Digital Media’ con énfasis (Minor) en Marketing.
Huicho nació en Las Cruces, Nuevo México, pero desde muy pequeño vivió en Ciudad Juárez. Hasta pasados sus ocho años, cuando su padre (Luis Barraza) y su señora madre (Mirna Cobos) debieron abandonar la ciudad para regresar a Estados Unidos y establecerse en El Paso (Texas).
Duros comienzos
“Mi papá tenía que pagar cuotas al crimen organizado como una extorsión para que no le hicieran nada al negocio”, recordó Huicho de los complicados días en Ciudad Juárez, siendo un pequeñín que jugaba cuando podía con su padre a detenerle los remates que le hacía tras trabajar en su propio negocio de reciclaje de metal.
Pero la extorsión no era lo único. “La familia sufrió asaltos en varias oportunidades y secuestraron a mi tía. Tuvimos que pagar para que la liberaran”. Desafortunadamente, el episodio se repitió con otro familiar. “A mi abuela (mamá del papá) también se la llevaron y tuvimos que pagar rescate. Afortunadamente, ambas regresaron bien y no las maltrataron”, dijo.
Era claro que no era el lugar para crecer. Los Barraza regresaron a Estados Unidos y se instalaron en El Paso, donde Luis padre instaló su negocio de reciclaje, aunque le tomara un año desmantelarlo en México y establecerse en la nueva ciudad. “Empecé a jugar a los ocho años en un equipo de El Paso. Era defensa inicialmente. Los entrenadores no querían ponerme de portero, decían que era mejor defensa”, cuenta el hoy arquero con 1.88 centímetros de altura y 195 libras de peso.
Ni el desplazamiento forzado, ni el hecho de que no quisieran usarlo como portero iban a detener a Huicho. Ni tampoco esos iban a ser los únicos inconvenientes en su sueño. “Desde que soy pequeño la meta ha sido ser profesional en el fútbol, estudio y todo. Pero mi meta es llegar (a jugar profesionalmente)”, dijo tras conseguir reconocimientos como el Arquero del Año en su conferencia (Big East) y Arquero del Once Ideal en 2018 (Big East), entre otros.
Más dificultades y el comienzo en serio
Es evidente que Luis no se quedó con las ganas de probarse como portero. “Seguí buscando un equipo que me quisiera poner de portero. A los 12 años, un entrenador me dio la oportunidad de ser arquero y ahí no me moví más”, recordó con sonrisas.
Pero esa fue la misma época en la que la vida le tenía otra prueba. “Mis padres se separaron y a mí fue al que más duro le dio”, aceptó al revisar el impacto de aquella otra dificultad en el camino entre él y su hermana Daniela. Ella es mayor, está a punto de cumplir 24 años y también se inclinaba por el fútbol. “Daniela se graduó de New Mexico State. Jugó en la secundaria y en la Universidad. Tenía un año más para jugar, pero se decidió por los estudios”, aseguro Luis.
Y mal no le fue en su decisión. La hermana de Huicho abandonó el fútbol y entregó sus días a la escuela de Medicina de Harvard, desde donde sigue los pasos de su hermano y se mantienen muy cercanos, aunque sea más por mensajes de texto que por llamadas, según cuenta él.
Pero los problemas fueron manejados con estoicismo y, al mirar por el retrovisor se encuentran las cosas positivas de una familia entregada por sus hijos. “Son circunstancias que se dan. Si la violencia no pasa en Juárez, a lo mejor no nos regresamos acá; y si mis padres no se separan, a lo mejor no tenía un año completo compartiendo tan de cerca a mi papá conmigo”, resumió Huicho pensando en cómo nunca dudó del apoyo de sus padres.
Tras sobreponerse, otra decisión trascendental: “A los 15 años dejé la casa de mi mamá y me fui a vivir a la Academia de Real Salt Lake (estaba ubicada en Casa Grande, Arizona). Allí estuve tres años hasta que me gradué de secundaria”.
Su fútbol, referentes y lo que se viene
Si las dificultades marcaron su carácter, la Academia de Real Salt Lake marcó su fútbol. Allí aprendió y formó las características que cree le han destacado en Marquette University con la que llegó a la final de Big East, abriendo ojos al mundo profesional.
“Actualmente se le pide mucho a los arqueros que sean buenos con los píes, ademas de ser bueno en el mano a mano y atajar. Y creo que ese es mi fuerte”, describe sobre su propio fútbol.
Huicho se ve con capacidad de contribuir en un equipo que le guste construir desde atrás, que aproveche las virtudes con los pies, pero claramente está abierto a empezar su carrera en el lugar que le abran las puertas. “Lo que quiero es firmar un contrato y poder arrancar mi carrera profesional”, comparte.
En sus primeros años, Luis era seguidor fiel de Iker Casillas, pero más recientemente se ha enfocado en el trabajo de Hugo Lloris (Tottenham) y Marc-André ter Stegen (FC Barcelona). Aunque es confeso hincha del América de México.
Barraza se enteró de que asistirá al Combine de MLS (enero 2019), mientras cenaba con quien ha sido entrenador y mentor. “He trabajado mucho desde que tengo uso de razón porque tengo el sueño de ser profesional. Y saber que se abre esta puerta, me puso muy contento”, dijo.
Lo único que ha salido de la nada en la vida de Luis fue su apodo. “En un entrenamiento siendo chico hice una gran atajada y el entrenador gritó “buena, Huicho Dominguez”, porque el personaje de la novela se llamaba Luis. Y de ahí salió el apodo”.
La telenovela se llamaba El Premio Mayor y el actor que protagonizaba a Luis ‘Huicho’ Domínguez era Carlos Bonavides.
A Luis no solo le gusta que lo llamen Huicho, sino que cree que en ocasiones le han llamado Luis en un campo de fútbol y no ha respondido porque tiene claro cómo lo conocen y lo llaman desde sus inicios.
Y, aunque es evidente que llegar a la prueba anual es una gran recompensa para Barraza, su ‘premio mayor’ va más allá: “Sueño con firmar un contrato el año entrante. Primera División ha sido mi sueño. Quiero seguir trabajando para jugar posiblemente en Europa y llegar a jugar en México”, lanzó.
Luis ‘Huicho’ Barraza, uno de los dos éxitos de don Luis y doña Mirna, un méxico-americano a prueba de dificultades, con los ojos fijos en el fútbol y corazón para sus dos naciones. “Tengo la oportunidad de tener la doble nacionalidad y tengo un amor inmenso por México porque es el país de mis padres, donde crecí varios años. Pero también me forjé en Estados Unidos: aquí nací, aquí he jugado siempre, tengo un amor grande por este país”.