Debutar en primera, conseguir un título, marcar un gol. Todos sueños de cualquier joven amante al fútbol. A los que se les suma ser seleccionado en el ‘Draft’ y terminar la carrera universitaria, para una basta mayoría de jugadores en los Estados Unidos.

Pero para Kevin García, nacido en Queens de padres colombianos, el camino ha sido largo, con altibajos, dolores y frío, antes de llegar a probar las primeras mieles del esfuerzo.

El defensor central de Houston Dynamo habló con AS USA sobre su camino, las dificultades y las sonrisas que le ha dejado este 2018 al coronarse campeón de la US Open Cup (Copa Abierta de Estados Unidos) y marcar su primer gol en MLS el fin de semana pasado.

Empezar por el principio

Garcia jugó su último partido como local en el fútbol universitario hace exactamente siete años (octubre 2011) con Villanova Wildcats. Y en enero de 2012 fue seleccionado por New England Revolution en el Suplemental Draft.

“Cuando llegué al Revolution, tenía la idea de terminar mi carrera porque estaba becado”, empezó por aceptar el zurdo. “El técnico (en ese entonces Jay Heaps) me dijo que me apoyaba y que me daba la oportunidad a mitad de temporada para volver a intentar firmarme”.

Así sucedió, Kevin terminó su carrera con un titulo en finanzas y hoy hace una maestría en línea, que espera terminar en agosto de 2019, en Vilanova, su alma mater de toda la vida.

“Terminé la carrera, volví a tener una prueba con New England pero me dijeron que había muchos defensores y no tenían como sacar a uno para darme el cupo”, recordó el Colombo-Estadounidense.

“No se si me molestó, pero me golpeó mucho la confianza. De todas formas en esta carrera hay que aprender a tener algo preparado porque uno no se puede caer”, apuntó de la experiencia.

Llegaron los dolores

Tras no haber firmado con el equipo de MLS, el camino para ser profesional en el fútbol tomaba un giro inesperado. Que primero debió pasar por duras pruebas.

“Firmé un contrato con un equipo de segunda división en Polonia. Me fui como parte de un plantel de jugadores que estaban a prueba en amistosos con equipos de segunda en ese país”, contó García de su primer paso para perseguir el sueño.

En uno de esos partidos amistosos de prueba, pasó lo inesperado. “Me lesioné de un tema muscular, pero el equipo estaba mal financieramente, así que tomé la decisión de regresar para recuperarme en mi casa”.

García tuvo que hacerse cargo de todos los gastos durante su lesión y obviamente sin el apoyo de un equipo multidisciplinario, las cosas no se dan con tiempos claros. “La recuperación fue toda por cuenta mía. Me tomó como cinco meses volver a estar en forma”.

A un dolor se le sumó otro. “Cuando ya estaba recuperado, el equipo estaba en bancarrota y tuve que buscar otra oportunidad. Eso de hecho generó que yo cambiara de agente”, rememoró el defensor con el estoicismo de la madurez.

“En esa época maduré mucho como persona y ya en el siguiente verano estaba bien preparado para mi oportunidad”, reflexionó antes de confesar que ese fue el punto de inflexión en su carrera.

“Apareció una oportunidad de ir a probarme en Suecia y yo la tomé, pero tenía definido que si no se daba, iba a seguir mi otra carrera. Porque la vida tiene que continuar”, reveló.

Finalmente el debut profesional

Tras el esfuerzo por recuperarse, el cambio de agente, y completamente fuera de su ambiente natural, García debutó en el 2013 para el IFK Lulea de Suecia, en donde terminó jugando 30 partidos.

“Cuando pensaba en no continuar, mi mamá me daba confianza y motivación para que no dejara mis sueño de seguir jugando”, aseguró el nacido en Flushing, menor de tres hombres e hijo de Caleña con Tolimense (Iconondo).

“La prueba con el equipo en Suecia fue de tres días, al final de los tres días me firmaron por seis meses y luego extendieron mi contrato un año más”, recordó Kevin para resumir el año y medio en su primer equipo europeo.

De allí, el defensor pasó a Irlanda (Galway United) y luego regresó a Suecia. Pero la meta seguía sin cumplirse. “Tenía oportunidad de quedarme en Dinamarca, Noruega o Suecia, pero quería estar cerca a la familia y buscaba una ruta directa a MLS”.

Allí, se hizo vital otro colombiano. “Conozco a Wilmer Cabrera desde Nueva York y mantuvimos siempre algo de contacto. Cuando él llegó a Toros (RGVFC, en USL) me ofreció ir a prueba”, contó García.

“En ese momento había una opción de ir a Colombia al Pereira (Deportivo Pereira, Segunda División) pero me decidí por los Toros luego de hablar con Wilmer y estar un fin de semana con el equipo”, contó el hoy número 16 de Houston Dynamo.

“Yo sabía que si me iba bien en Toros, había una puerta directa a MLS”, analizó García teniendo en mente su meta de llegar a la MLS y la relación de Toros con Houston Dynamo.

Efectivamente Kevin fue capitán de Toros, jugó 25 partidos y anotó un gol en su primera y única temporada con el plantel de USL.

“Era el mayor del grupo” aceptó García, quien jugó no solo como defensor central sino como lateral en ambos costados. El equipo terminó segundo de su conferencia en la temporada regular y clasificó a los Playoffs.

“Gracias a Dios, al final de temporada me firmaron para el Dynamo”, recordó. Su contrato con el equipo de MLS llegó en septiembre de 2016. Pero no solo él tuvo premio, Wilmer Cabrera fue contratado en enero siguiente como el entrenador en jefe del equipo de Houston.

“Siempre ha sido muy estricto conmigo y me ha ayudado mucho a crecer. Yo le escucho mucho y le doy siempre muchas gracias porque me ha ayudado a cumplir mi meta”, describió Kevin de su relación con el entrenador.

Un 2018 para recordar

Tras no jugar mucho en su primer año en MLS, el defensor central llegó a 14 partidos con Dynamo y 10 como titular. Además de estar presente en el grupo que disputó la US Open Cup, jugar la final y coronarse campeón, Kevin acaba de marcar su primer gol con Houston ante Seattle Sounders.

Dynamo ha logrado bajo cabrera y con García en el plantel, entrar a postemporada en el primer año y ser campeones de la Copa Abierta en el segundo, siendo la plantilla de menor costo en toda la MLS.

“Ha sido un camino muy largo, cada jugador tiene su historia y ha pasado por épocas seguramente muy fuertes”, aseguró el defensor antes de contarnos qué pasó por su cabeza tras el título en la Copa.

“Es increíble, pensé en mi familia y la gente que me ha acompañado, las noches lejos en Suecia y todo el camino que me ha traído hasta aquí”, pero además nos reveló otra cosa. “No pude dormir por un par de noches porque tenía mucha alegría y no podía descansar. Miraba videos del partido y de la celebración”.

Tras las altas y bajas, Kevin, quien vive con su novia enfermera y no olvida a Flushing, Queens, tiene claro lo que sigue, “la idea es seguir creciendo como jugador y disfrutando el momento”.

Fueron tres años en Europa y ahora van tres desde su regreso. Con contrato asegurado para 2019 y un torneo internacional en frente (Copa de Campeones de Concacaf - Concachampions), el futuro inmediato es alentador.

“Las vacaciones van a ser diferentes, más cortas y más cuidadosas para poder estar en forma para ese torneo. Es una emoción especial jugar un torneo internacional, que es fuerte y es una oportunidad para que todos mostremos la capacidad que tenemos”, analizó entorno al primer compromiso de 2019.

Entre tanto, Kevin ya cumplió el sueño de que su familia lo viera jugar. “Mis padres han estado en Nueva York y en DC. Pero Tengo familia en Montreal, en Houston y casi todos me han visto jugar ya”.

Obviamente los compromisos también crecieron. “Tengo una familia muy grande aquí y en Colombia. Estoy endeudado de tantas camisetas que me piden (dijo en broma y sonriendo). tengo unos 30 primos y todos quieren una camiseta”.

Él por su parte, ya tiene su debut, su trofeo y su gol, aunque le tomara más tiempo que a otros.