¿Quién es Roberto Martínez, el líder de la increíble Bélgica?

"Mentalidad ganadora, disciplina, intensidad sin balón". Son los conceptos que enarbola Roberto Martínez, Bob como le llaman en Wigan y en su natal Balaguer, a la que siempre vuelve a cada verano, después del ajetreo de la temporada, para degustar su ración de caracoles en el Restaurante Parador. Como futbolista, un elegante interior izquierdo que, según su padre, citado por Mundo Deportivo, batalló para bajar una pelota en los campos aerostáticos del fútbol inglés, en donde recaló en 1995 junto a sus amigos Jesús Seba e Isidro Rodríguez para integrar las filas del humilde Wigan. Tenía 21 años. 18 años, llevó al mismo Wigan, tan humilde como antes, a derrotar al multimillonario Manchester City en la final de la FA Cup. El primer y, hasta ahora, único título en la historia del club. Roberto ya era Bob.

Martínez educó sus pies en las canteras del local Balaguer y pasó al filial del Zaragoza. Después de un regreso exprés a su tierra, el Wigan lo reclutó, en paquete con Seba y Rodríguez. El trío, llamado 'The Three Amigos', dominó la Third Division en 1997. Sin embargo, a pesar del esfuerzo, el club no llegó hasta la Premier. No con él en sus filas. Después, continuó su carrera en el Motherwell escocés, el Wallsall inglés, el Swansea galés y colgó los botines en 2007, después de que su regreso al Swansea fuera cancelado debido a que el fax de su fichaje llegó fuera del límite de tiempo del mercado de fichajes.

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Después de dos meritorias temporadas con los cisnes, en el submundo del fútbol inglés, aceptó una propuesta del Wigan. Los aficionados galeses lo llamaron "Judas" y no le perdonaron la afrenta. Cuando volvió al club que le había brindado la oportunidad de llevar su carrera a Inglaterra, el Wigan ya había cumplido el sueño, desde 2005: integrar la Premier League. A lo largo de cuatro temporadas, Martínez estabilizó a 'The Latics' en la máxima categoría del fútbol inglés y los llevó al momento más glorioso de su historia. Fue el 11 de mayo de 2013. Wembley. Un cabezazo bellísimo de Ben Watson a primer poste que sorprendió a Joe Hart. Minuto 90. Bob ya era el héroe de Wigan. Cuatro días después de la consagración, el equipo descendió. Qué importa. La historia ya se había escrito. Mauro Boselli, Maynor Figueroa, Franco Di Santo, Arouna Koné, Ángelo Henriquez, nombres propios de la hazaña.

El arribo de David Moyes al Manchester United dejó abierta la vacante de entrenador del Everton, misma que ocupó durante tres años. Su mayor éxito fue la temporada 2013-2014, su primera al mando de 'The Toffees', en la que 'Bob' colocó al equipo en el quinto lugar general de la Premier League, con 72 puntos (21 victorias, nueve empates y ocho derrotas). En 2016, sorprendido en el 12° casillero, fue despedido por única ocasión en su carrera. El despropósito le abrió las puertas de la gran oportunidad de su vida. La Bélgica de Marc Wilmots, la generación dorada (Hazard, Lukaku, Witsel, De Bruyne, Chadli) había naufragado una vez más, ahora en la Eurocopa de 2016. Cuartos de final, como en Brasil 2014. La Federación belga lo consideró el indicado para sacar el máximo rendimiento a un grupo de jugadores irrepetible, desaprovechado por la gestión Wilmots.

Bob Martínez. Admirador de Johan Cruyff, licenciado en fisioterapia (cursada mientras jugaba para el Zaragoza) y maestro en administración de negocios. El chico que viajó de Balaguer para jugar en la Tercera División inglesa, con sólo 21 años, hoy ha eliminado a Brasil a la Copa del Mundo. Y tiene a Bélgica a las puertas de su primera final de por vida. La generación dorada está en buenas manos.