Gastón Sauro: dolores, frustraciones y lucha para poder sonreír de nuevo con la pelota
Gastón Sauro: dolores, frustraciones y lucha para poder sonreír de nuevo con la pelota

COLUMBUS CREW

Gastón Sauro: dolores, frustraciones y lucha para poder sonreír de nuevo con la pelota

‘Del infierno al cielo’ en 20 meses. Este fue el camino recorrido por el defensor central argentino para volver a jugar, venciendo incluso a las estadísticas de los médicos.

La última vez que que Gastón Sauro había arrancado un partido como titular, fue el primero de octubre de 2016. Veinte meses después, dos operaciones, una infección, mucho trabajo físico y mental, apoyos de todos lados, pero sobre todo un carácter a prueba de fuego, volvieron a poner al argentino en el 11 de Columbus Crew este miércoles 6 de junio.

El defensor rosarino fue parte del equipo con el que Greg Berhalter salió a la cancha para enfrentar a San José Earthquakes en el marco de la US Open Cup. Once días después de que tuviera sus primeros minutos en MLS (13 - viniendo del banco ante Sporting Kansas City).

Sauro recorrió para AS USA el calvario que vivió, habló de sus motivaciones para no tirarlo todo y la alegría de la meta cumplida. Que no es más que una muestra de su carácter y el de su familia, así como el de una organización (Columbus Crew) que bien pudo dejar de creer en él.

‘El purgatorio’

En mayo 21 de 2016, Sauro jugó 31 minutos en el Columbus Crew vs Toronto FC y tuvo que dejar el campo por lesión. En septiembre, otros cuatro partidos, luego de haber llevado un tratamiento que al parecer evitaba la operación. Y finalmente tras el primero de octubre, la rodilla se negó a ceder.

El informe inicial hablaba de que se había rasgado el ligamento cruzado posterior de su rodilla izquierda. Cinco a seis meses era la predicción inicial de su recuperación.

Claramente las cosas no salieron como se esperaba. “Cuando me dijeron que tenía solo 50 por ciento de chances de volver a jugar, fue como un reto para mí y nunca bajé los brazos”, contó Gastón ya mirando para atrás.

El daño terminó requiriendo un transplante de cartílago, para lo cual había que buscar o esperar donante. “Me habían dicho que la espera por el donante era como mucho un mes y terminaron siendo cinco meses”, explicó el defensor argentino.

“Esa espera fue lo peor. Pasaba el tiempo y mi desesperación era cada vez más grande, porque la carrera se me iba”. Recuerda el rosarino de esos complicados días, que la vida le aseguraría no serían los únicos.

‘Amigo del quirófano’

Por la demora, tuvieron que hacerme la operación del cartílago y la operación del ligamento al mismo tiempo”, relató acerca del procedimiento.

“Se trata de una cirugía que nunca se había hecho, porque las rehabilitaciones son diferentes”, explicó. Era Marzo de 2017 y fueron ocho horas de operación.

Al comenzar el proceso postoperatorio, la cabeza jugaba su papel. “Muchos días estuve mal, pensando que quizá jamas iba a poder volver”, reflexiona Gastón de esos momentos en los que poco podía moverse y no había otra cosa que dejar pasar los días.

En casa, la batalla era de todos. “Caminaba por las paredes” dice ahora casi entre risas recordando los momentos de frustración. “Mi mujer me ayudaba mucho a vencer mi tristeza. Era difícil tener la pierna inmobilizada, con dolor, con los chicos en casa”.

Una luz y otro golpe

Gastón y su señora tienen dos pequeños hijos. Dante (1 años y tres meses) y Julieta (a punto de cumplir 4 años). Con todas esas nubes encima, Sauro pudo aprovechar un regalo de vida. “Todo se dio justo casi al parejo con el nacimiento del bebé y lo pude disfrutar un montón. Porque estaba en casa, no viajaba y con su llegada le di el lado positivo a todo”.

Cuando la luz al final del túnel aparecía y ya el defensor se preparaba para regresar a las terapias que lo pusieran en el terreno de juego, Otro golpe. “En junio me dieron siete días para ir a visitar a mi familia y cuando pongo un pie en Argentina, empiezo a sentir dolor de nuevo”.

El ex Boca Junior estaba en su natal Rosario y no lo pensó dos veces para hacerse ver. “Me acerqué a Ignacio Astore (ex médico de Newell’s). Y fue él quien me dijo que seguramente tenía una infección en el clavo”.

Así que las vacaciones se convirtieron en otro trajín. “Terminé pasando cinco días en el doctor allá en Argentina con antibióticos. Y cuando regresé, me hicieron cirugía para sacarme el clavo inferior”.

Allí empezó otra ‘montaña para escalar’. “Pasé todo un mes acostado. Con mi esposa que le tiene miedo a las agujas, pasándome antibiótico por un catéter cada media hora por día, durante treinta días”, relató.

Otra vez, golpe a la cabeza. “Fue un proceso largo, de mucho desgaste. Pero me apoyé mucho en mi familia, disfruté de mis hijos, de mi mujer y cuando empecé, intenté disfrutar ir a la terapia con el sueño de volver”.

Fuera de lo deportivo, otro asunto

El contrato de Sauro se vencía a finales de 2017, y era claro que no estaba ni cerca de poder contribuir. Obviamente la decisión inicial del club era no renovar con los mismos términos.

Cuando un doctor te dice que probablemente no puedas volver a jugar, el tema del contrato pasa a un segundo plano”, dijo Gastón, aunque eso no elimina las diferencias que hay que manejar en el día a día.

Era parte de las cosas que tenía que asumir por la lesión. Tenía uno de los mejores contratos del equipo y ahora soy seguramente el peor contrato del equipo”, aceptó el defensor central, viendo como siempre el lado positivo.

“Tengo la posibilidad de volver a jugar y es ahí donde me tengo que ganar el dinero. No hablando”, sentenció y obviamente agradeció la renovación. “Gregg (Berhalter, entrenador y director deportivo de Crew SC) en su carrera pasó por muchas lesiones y sabe lo que es.

Le estoy agradecido por la posibilidad que me da. Otros clubes me habían podido decir gracias, terminó tu contrato y chau. Sin embargo acá, si bien se bajó el salario que es algo normal por las cosas que han pasado, me brindaron la posibilidad de seguir entrenando y darme una segunda chance”, reflexionó.

Y obviamente el agradecimiento se convierte en motivación. “Le estoy agradecido al club y espero regresarles la confianza”.

Última fase y las lecciones

Ya con el alta médica, la pretemporada de este 2018 fue el comienzo del fin. Algunos días de incertidumbre también hubo. Pero la llegada de una nueva contratación fue clave para el empujón definitivo.

“En ese proceso me ayudó mucho Mike Grella que tuvo una lesión parecida”, empezó por contar. “Entrenamos muchos días juntos diferenciados y cuando me quejaba de mi dolor y de mis dudas él me decía: - puedes o no puedes. Inténtalo, haz todo lo posible, pero si vas a venir a entrenar sufriendo y pasarlo mal, mejor es parar y decir no puedo y ya está-“.

Un sacudón realmente para encarar lo que faltaba. “Esas palabras me llegaron y seguí entrenando, pero aceptando cada vez mejor el dolor como parte del proceso aunque era muy fuerte algunas veces. Pero el amor a seguir jugando y compitiendo me mantuvieron de pie cada mañana para ir a entrenar”.

Finalmente los minutos en MLS y ahora el regreso como titular en US Open Cup. “Uno le da mucho más valor a las cosas. Nadie disfruta de poder respirar tranquilamente, pero si tienes un dolor en la costilla, te das cuenta de lo lindo que es respirar sin dolor. A mí me pasaba lo mismo, cada paso que daba era un dolor punzante”.

Ahora, un nuevo Sauro, no solamente con rodilla reconstruida sino con la cabeza más fuerte que nunca. “Quizá lo que antes me preocupaba, hoy no tiene tanta importancia cuando te encuentras con estas circunstancias. Estoy orgulloso porque la pasé muy mal y ahora estar de nuevo es todo felicidad”.

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