New ngland Patriots
Tom Brady no niega que sufrió conmociones no informadas
El quarterback de los New England Patriots fue puesto en evidencia al respecto por su propia esposa, Gisele Bundchen, y él no da por cerrado el tema.Jaguars-Patriots
"Me voy a la cama con ella todos los días. Ella sabe cuando estoy lastimado, cuando estoy cansado, cuando estoy golpeado. Pero también sabe cómo y cuánto me cuido. Es una esposa que se preocupa y me quiere mucho". Lo dice Tom Brady, quarterback de los New England Patriots. Lo dice sobre su mujer, Gisele Bundchen, a raíz de como ésta dejó sobre la mesa que el QB había tenido una conmoción cerebral en 2016. Y aunque pudiese parecer una declaración sencilla, liviana de peso en la NFL, no lo es. En absoluto. Porque pone sobre la mesa un problema de calado en la figura de Tom Brady, a título individual, y de la cultura de la liga, a nivel general.
Gisele Bundchen declaró, hace unos meses, que su marido había sufrido conmociones cerebrales en la última temporada. Que era algo que le preocupaba mucho. El problema es que Brady en ningún momento apareció en los partes de lesionados de los Patriots como cuestionable o dudoso debido a alguna conmoción cerebral.
De ser cierto que la sufrió y él mismo y el equipo no lo comunicaron a la liga, habrían infringido la norma al respecto en la NFL.
Desde un punto de vista estrictamente normativa, esta situación no tiene más piernas. Que Bundchen diga que Brady tuvo una conmoción cerebral no es prueba médica alguna que merezca la más mínima atención, insisto, legislativa. Ninguna investigación puede o debe hacerse porque todo terminaría en un muy sencillo "la señora se equivoca" por parte del equipo médico de New England. Y arreglado.
No cambia la situación tampoco con la ambigua respuesta de Brady que, sin duda alguna, da a entender que su mujer sabe lo que sucede y está en lo cierto. O, al menos, no niega en ningún momento que pudiese tener razón. En el mismo sentido, si la NFL quisiese ahondar en el tema se encontraría con la misma indefinición genérica de las declaraciones y la muy concreta negativa de los informes médicos. Así que aquí paz y después gloria.
Sin embargo, para Tom Brady y para la cultura de la NFL, esto no deja de ser la confirmación de que pocas cosas han cambiado en los últimos tiempos. Y es triste.
Desde hace unos años hemos sido conscientes de lo que significa este juego para los cuerpos de los jugadores de football. De cómo la violencia les supone una vejez complicada en no pocos casos, y más aún para los que reciben repetidos golpes en el cerebro.
Parte de la cultura del deporte no toleraba a los quejicas, en el sentido de que todos debían jugar a muerte así tuvieran una pierna medio colgando; eso se llevaba al extremo con los conmocionados, como si un poco de mareo o de no saber dónde se estaba sirviesen como excusa para no estar en el campo de batalla con los compañeros.
Además de las evidencias médicas, de los juicios y de la asunción de la NFL de su responsabilidad al respecto, lo que ha llevado a miles de millones de dólares de indemnizaciones y, esto es cierto, a un esfuerzo consciente por mejorar la seguridad del deporte e ir avanzando tanto en tecnología como en educación sobre la limitación de los riesgos, es necesario que se cambie la cultura de la liga para que todo lo demás comience a ser efectivo de verdad.
No ayuda, para ello, que el primus inter pares, el mejor jugador de todos los tiempos, esconda una conmoción cerebral. Al revés. Va contra todo lo que se está peleando. ¿Cómo un linebacker de la clase media de un equipo con récord perdedor va a dejar el campo por una conmoción cerebral si ni siquiera Tom Brady lo hace? Son los propios jugadores los que deben ser conscientes de su responsabilidad, para con ellos y para con todos sus compañeros, los presentes y los futuros, los que vendrán, en el cuidado de su salud.
Tom Brady es un competidor fiero. Es eso, amén de su descomunal talento y el equipo que le rodea, lo que le hace tan grande. Ni una coma se le puede poner en compromiso, ambición y deseo de ganar. Mucho menos en liderazgo. Pero cubrir una lesión, encima cerebral, por mínima que fuese, no hace sino ir en contra de todo lo que se está luchando en la NFL por asegurar el futuro. O se debería luchar, al menos.