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MUNDIAL | EDICIÓN 2023 | SEMIFINAL

El ogro alemán devora al Team USA

Era, para muchos, el equipo mejor equipado para derribar a Estados Unidos. Y lo hizo: una enorme Alemania jugará la final del Mundial 2023 contra Serbia.

El ogro alemán devora al Team USA
ROLEX DELA PENAEFE

Seguramente, no había equipo con mejor perfil para cazar a Estados Unidos (111-113), una selección liviana y rápida, feliz en campo abierto y en batallas de talento. Alemania, que avisó en el pasado Eurobasket aunque se estampó en semifinales contra la coraza competitiva de España, ha demostrado que, ahora, es un gigante del baloncesto FIBA. El domingo jugará su primera final de un Mundial con esta excelente generación post Dirk Nowitzki: mentalidad y química FIBA, físico y talento NBA.

Un muro de hormigón que parece hecho a medida de las peores pesadillas del Team USA: un frontcourt gigantesco (Franz Wagner, Johannes Voigtmann y Daniel Theis con Mo Wagner y Johannes Thiemann en la recámara) y un funcionamiento quirúrgico como bloque. Fuerza en el rebote, pocas pérdidas, paciencia en la circulación, brazos por todas partes en defensa y tiradores. Es el modelo para ganar a cualquiera, claro, pero sobre todo es el modelo para atenazar a una Estados Unidos que ya demostró contra Italia lo que pasa si no le echas el lazo. Con jugadores ya de largo recorrido NBA (Schröder y Theis) y una estrella en ascenso en la gran Liga, un Wagner (22 años) cuyo techo está en el All Star. El alero, que regresó en cuartos tras perderse casi todo el Mundial por un problema de tobillo, fue (22 puntos, 5 rebotes) la válvula de seguridad de un equipo pletórico como colectivo. Una sinfonía de músculo y trueno.

Este partido parecía peliagudo para Estados Unidos, y peliagudo fue. Es su segundo Mundial sin oro, demasiado lejos ya aquel 2014 de Kyrie Irving, Stephen Curry, James Harden, Anthony Davis y compañía. Esto no se trataba de mejorar el penoso séptimo puesto de 2019, se trataba de ganar incluso sin sus versiones A, B o C. Con un equipo construido otra vez sobre la marcha y sin tiempo para aprender a golpes (los doce de este Mundial debutaban aquí), depende de hacerlo todo perfecto en el día clave, en este: el peliagudo. Y no fue el caso. Estados Unidos fue engullida por Alemania en el segundo tiempo, finalmente devorada por los demonios que nunca dejaron el armario: es un equipo pequeño, con problemas para cerrar el rebote y defender la zona en cuanto el rival mastica los ataques, no se precipita y encuentra los emparejamientos favorables para percutir por puro volumen.

El primer tiempo fue un espectáculo de puntos y vaivenes (60-59, más anotación que nunca en una semifinal de un Mundial), pero en el tercer cuarto (24-35) Alemania llevó el partido a su terreno, con Theis (21 puntos, 7 rebotes) dominando las zonas, un Wagner imperial en ataque, Schröder bajo control (17 puntos en solo 13 tiros, 9 asistencias sin pérdidas) y Andreas Obst (24 puntos, 4 triples) como pieza desequilibrante, la aparición necesaria: la gota que colmó el vaso de Estados Unidos. Una carga final de Anthony Edwards (23 puntos) y Austin Reaves (21) llevó el partido de un 94-106 que parecía definitivo en el ecuador del último cuarto a un 103-106 con tres minutos por jugar. Estados Unidos tuvo su opción (107-108 a 95 segundos del cierre), pero volvió a martillear desde la línea de tres Obst (107-111) e Isaac Bonga (otro portento físico) decidió con un tapón a Mikal Bridges.

Alemania llegó al Mundial como una de las favoritas de consenso, un equipo con todos los argumentos para estar en la lucha por el oro: estará. El domingo contra Serbia y con su primer título mundial a 40 minutos de baloncesto. Estados Unidos tenía que ir pasando etapas y cruzar los dedos cuando llegara el momento crítico, la moneda al aire. Llegó… y perdió. Pese a su golpe de orgullo final. Falló Brandon Ingram (ni siquiera jugó la semifinal por un problema respiratorio), falló Jaren Jackson Jr como interior de referencia y falló también la ejecución en momentos importantes de algunos esenciales (Brunson, Edwards). Esto podía pasar… y pasó. Menos química, otras reglas, las grandes estrellas en casa. Demasiado riesgo si enfrente hay un equipo como esta Alemania. Puro poder.