MUNDIAL | EDICIÓN 2023 | GRUPOS | 1ª JORNADA
Austin Reaves es el Capitán América
Estados Unidos fue de menos a más y acabó arrollando a Nueva Zelanda, que estuvo en el partido todo el primer tiempo. Banchero y Reaves, los mejores.
No quedará este como uno de los mejores partidos de la (ilustre) historia de la selección de Estados Unidos. No quedará el boxscore enmarcado en las instalaciones de USA Basketball ni hablarán de aquello que pasó a sus nietos Steve Kerr y su equipo. Pero ellos son los primeros que saben que esto va de dar pasos, poco a poco. De construir automatismos, ajustar y aprender. Adaptarse y montar un equipo que no sea solo un racimo de excelentes jugadores. Todos, por cierto, debutaron en una gran competición internacional en este 99-72 a Nueva Zelanda. De menos (muy poco) a más (pero no mucho), Estados Unidos comenzó ganando en Manila. Y de eso se trataba.
Al Team USA le costó más de 19 minutos amasar diez puntos de ventaja (45-34) y más de 33 llegar por primera vez al +20 (82-62 tras mate de Jaren Jackson Jr). No fue un aplastamiento ni salió a pasear el rodillo. Fue una victoria a los puntos, no por K.O. Una cuestión de lógica, de dejar que todo cayera por su propio peso después de un inicio horrendo en el que los estadounidenses parecían estar pensando en la haka con la que habían sido recibidos por una Nueva Zelanda que ganaba 4-14 en el ecuador del primer cuarto y que, como casi siempre, tiene una mezcla de talento y juego heterodoxo que se le hace incómodo a los rivales.
La actividad del menudo Shea Ili en la dirección y la movilidad desde las alas de Finn Delany y Yannick Wetzell aprovecharon el rato de pájara de una Estados Unidos totalmente desdibujada, que quiso correr antes de andar y se trabó en pérdidas y tiros precipitados. La anotación por fuera de Izayah Le’Afa y Reuben Te Rangi mantuvo el marcador igualado cuando las sensaciones iban cambiando, a partir del segundo cuarto. Después, cuando la normalidad entró silbando por la puerta, Nueva Zelanda se fue secando, quedándose atrás porque no podía seguir el ritmo de un rival que tampoco aceleró especialmente. Solo se remangó y se puso a jugar después de unos minutos sin hacerlo.
Si Steve Kerr y su lujoso equipo de colaboradores (Erik Spoelstra, Tyronn Lue) quieren fruncir el ceño, pueden hacerlo con el bajo nivel del quinteto titular (Jalen Brunson, Anthony Edwards, Mikal Bridges, Brandon Ingram, Jaren Jackson Jr), un posible problema que ya asomó en alguno de los amistosos. Edwards (14 puntos, 5 pérdidas) estuvo torpe y dejó más jugadas atolondradas que canastones (también los hubo), aunque se ha ganado que pensemos que estará ahí cuando haya que estar. Peores sensaciones envía Ingram, frío y desconectado (2 puntos, 1/4 en tiros, 2 pérdidas). Jaren Jackson fue entrando en calor, aunque tiene que tener cuidado con las faltas (un viejo mantra para él, y en FIBA son solo cinco) y Jalen Brunson pareció intermitente, algo espeso. Más que un Tyrese Haliburton con el que el Team USA acelera, es más elástico y menos previsible.
Otra vez, como en la preparación, el equipo subió marchas cuando mezclaron unidades, con la aparición de jugadores como Paolo Banchero (12 puntos en el tercer cuarto, 21 en total), que estuvo sensacional como pívot suplente, un rol que no es el suyo natural ni el que desempeña en los Magic, pero en el que Kerr cree que puede ser determinante en FIBA. Esta vez, así fue. Bobby Portis y Josh Hart metieron energía y Austin Reaves hizo de todo. Conectó al equipo, se movió, pasó, metió tiros, robó bolas, forzó faltas de ataque… fue el mejor mientras el partido estuvo vivo: 12 puntos, 6 asistencias, 3 robos, +19 en pista y 20 de valoración. Hace mucho que el escolta de los Lakers dejó de ser una estrella folk, un héroe de la NBA contracultural. Es un excepcional jugador, y está metido en todos los jaleos, presente en los mejores quintetos de esta EE UU que acabó ganando bien en cuanto templó los nervios e hizo las cosas sencillas, paso a paso. Tendrá que jugar mucho mejor para borrar el horroroso recuerdo de 2019, pero pude hacerlo. Y lo hará, es difícil pensar lo contrario. Se trata por nombres de un plan C para Estados Unidos, pero es un grupo bien pensado y bien armado.