A la mesa con Santi Rodríguez y Julián Fernández
Los jugadores de NYCFC fueron anfitriones de una charla sobre memoria, cultura y fútbol. El escenario, un restaurante argentino en Nueva York.
La cita es en Palermo Argentinian Bistro, uno de tantos restaurantes que le dan vida al conocido barrio de Hell’s Kitchen en Nueva York. Estamos en pleno corazón de Manhattan un martes de primavera. Los anfitriones son Santiago Rodríguez y Julián Fernández, jugadores de New York City FC. Seis periodistas fuimos invitados por el club a una conversación sobre fútbol e identidad, un intercambio cultural con un banquete como excusa.
Santiago Rodríguez es uruguayo, mediocampista, tiene 24 años. Julián Fernández es argentino, delantero, tiene 20 años. Hacen parte de un grupo de jóvenes talentos de Latinoamérica y el mundo que decidieron que Estados Unidos es el lugar indicado para avanzar en su carrera como futbolistas. Un cambio profundo en la MLS: no solo las grandes leyendas cerca del retiro apuestan por el soccer.
Estar en torno a la mesa remueve las convenciones de las ruedas de prensa tradicionales. Las preguntas dan paso a una charla en la que los recuerdos revelan un poco más de la historia de dos de los jugadores más queridos por la afición de NYCFC.
La memoria viaja a los inicios. El agradecimiento a las familias que siempre los han acompañado, los recuerdos de la primera vez en el estadio de Nacional y Vélez... Las canchas de tierra de donde nació el amor por la pelota. El mate como símbolo de identidad rioplatense para muchos futbolistas. Empieza a charla.
— ¿Listo, pa?
— Dale, pa.
¿Cuál es tu ídolo de la infancia?
“Por ser argentino es Messi, siempre fue Messi. Muy de chico me tocó crecer viendo fútbol y viéndolo a él, mirándolo y teniéndolo como un gran referente”, afirma Julián.
“Mi ídolo fue Riquelme. Lo que más recuerdo de mi niñez es la Copa Libertadores que le gana Boca a Gremio, que -para mí- la ganó prácticamente solo, aunque tenía tremendo equipo. Me encantaba. Miraba sus videos en YouTube, sus jugadas. Cuando lo miraba por tele me quedaba siempre algo para guardarme y aprender de sus cualidades técnicas y futbolística”, remata Santiago.
— Así que Riquelme…
— Sí, pa.
Santiago y Julián coinciden en que fue en el barrio en donde empezó todo y cada respuesta va construyendo una historia común. “No había mucho, pero la pelota siempre estaba y era el juguete favorito de todos”. “Somos jóvenes, pero no había tanto celular sino salir a la calle a divertirse, ir en bici, jugar a la pelota… esa era la tradición nuestros países”. “Hoy soy un jugador de fútbol, es mi trabajo, pero tenemos la bendición de levantarnos a jugar a la pelota que es lo que nos gusta”. Arman paredes como en la cancha.
Tras el silencio que acompaña el ritual del corte de la carne recién salida del asador, la conversación gira en torno a su vida en Estados Unidos y la experiencia de dos jóvenes jugadores en una ciudad como Nueva York en la que no importa cuantos planes hagas, siempre falta más por conocer. Paseos en patineta, las luces de Times Square, la mochila con el termo para los mates en Central Park, las visitas al Madison Square Garden…
“En el club [Vélez] no estaba teniendo muchos minutos y consideré que esta era una muy buena oportunidad por el club, por la liga. Sin conocer la liga bien, vos decís New York City y sabés que es uno de los buenos, de los grandes”, releva Julián sobre su decisión de fichar por un club de la MLS.
“Vivir en Nueva York no sé si era un desafío, pero algo muy lindo. Mal no vas a estar”
El pasado 11 de abril, el Concejo de Nueva York aprobó la construcción del primer estadio de fútbol en Nueva York, el estadio de NYCFC. El equipo que actualmente juega en el Yankee Stadium y en Citi Field (Mets) tendrá su casa definitiva en 2027 en Queens, un barrio con una gran diversidad en la que destaca la población hispana con un 28%.
¿Qué representa la construcción del estadio?
“La gente van a sentirse más cerca del club. El impacto en Queens va a ser muy grande, los niños de ahí seguro van a ir sin pensarlo a NYFC y eso para el club es tremendo porque las academias son la base de lo que hace a un club. Gracias a eso puedes sacar jugadores que el día de mañana le pueden dejan ingresos”, afirma Santiago.
“Tener un estadio propio genera sentido de pertenencia para los jugadores, marca de dónde salieron, de dónde vienen”, resume bien Julián.
El fútbol ya hace parte de la cultura de Estados Unidos. Vive en el vínculo de millones de migrantes con sus lugares de origen. Las selecciones mexicana, salvadoreña y colombiana cada tanto llenan estadios al tiempo que el soccer sigue ganando adeptos en las escuelas y colegios. Sin embargo, los próximos años serán decisivos para su masificación: el efecto Messi, la Copa América y el Mundial 2026 serán las palancas de impulso.
“Para la liga va a ser muy importante la Copa América. La MLS está buscando expandirse para que otros países miren un poco más acá. También ayuda mucho la llegada de Messi a la visibilidad. Copa América y -después- el Mundial van a ser clave para la liga y también para nosotros que somos parte de ella”, explica Santiago.
“En Uruguay pasó algo parecido con Suárez. Le están dando un poco más de atención a la liga, pero a su vez no termina de convencer a la gente de allá. Ese pensamiento lo tienen quienes se quedaron con la MLS de antes, la liga ahora se asimila más al fútbol moderno, dinámico. La gente no se adaptó todavía a la nueva MLS”, agrega.
“A la gente mayor le cuesta aceptar que la MLS es mejor quizás que la liga uruguaya... es más intensa más física”
Se termina el tiempo. Más de una hora y media de conversación, que finaliza con música… la del vestuario de NYCFC. Cumbia, cuarteto y rock, los géneros favoritos de nuestros anfitriones. Para llegar a consensos en un equipo con diversas nacionalidades, Luis Barraza el portero el DJ elegido en el camerino. “En la cancha es fútbol, no hay idioma”.
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