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Google pretende anticiparse a los terremotos

La iniciativa se llevará a cabo en Nueva Zelanda y Grecia, tras probarla en Estados Unidos, y se basa en utilizar los teléfonos para detectarlos y enviar advertencias.

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El gigante de internet, Google, dentro de sus líneas para expandir su negocio más allá de su sector principal, posee una iniciativa para anticiparse a los terremotos e informar a los ciudadanos antes de que tengan lugar. Ya ha hecho pruebas en Estados Unidos, pero ha anunciado este pasado miércoles que se comenzará a utilizar en Nueva Zelanda y Grecia, con la posibilidad de extenderlo a otros países.

Para ello, se van a utilizar los teléfonos móviles Android con una doble función. Por un lado, los teléfonos van a servir como instrumento para detectar los terremotos, en sustitución de los sismómetros y demás herramientas habituales. Y por el otro, se enviarán unas alertas o advertencias que también llegarán a los teléfonos si están cerca de sus ubicaciones.

“Tenemos dos grandes problemas que queremos resolver: detectar terremotos lo más rápido posible y enviar alertas lo más rápido posible”, señala Marc Stogaitis, el ingeniero líder del proyecto de Google. De momento existe un sistema gratuito que proporciona información casi al instante poniendo en el buscador “Terremoto cerca de mí”.

¿Cómo es el funcionamiento?

La idea es crear una red conectada a través de los teléfonos, ya que estos, los más modernos, tienen unos acelerómetros que monitorean el movimiento, como cuando el usuario gira o levanta el móvil. Estos sensores son programables como sismómetros rudimentarios, detectando el temblor que causan los terremotos.

Cuando el teléfono detecta por sí mismo el terremoto envía el mensaje con la ubicación aproximada al servidor central. Mientras que un sistema tradicional necesita cuatro estaciones sísmicas para detectarlo, Google crearía la alarma con más de 100 teléfonos. Llegarían alarmas fuertes en pantalla completa a los teléfonos que se encuentren en las regiones donde las sacudidas serían más fuertes.

Otro punto a favor es que estos sistemas de alerta se aprovechan de que la velocidad de la luz viaja más rápido a través de los cables de fibra óptica de internet que las ondas de un terremoto. Entonces, los sismómetros tradicionales detectan el tamaño y magnitud del terremoto, y transmiten una advertencia a través de los teléfonos a los residentes, pudiendo llegar segundos antes de que ocurran. Tiempo suficiente para que la persona pueda ponerse a salvo bajo una mesa o se pueda tirar al suelo.

Valoraciones hasta el momento y la elección de la zona

Uno de los problemas que este proyecto tan ambicioso quería corregir es que los sistemas tradicionales de detección son caros y difíciles de desarrollar. La construcción puede costar 60 millones de dólares y 30 millones más anuales serían necesarios para operar. Con los móviles inteligentes se puede prescindir de ese gasto.

No obstante, para que sea efectivo debe ser utilizado de verdad por la gente, y eso implica que los usuarios descarguen las aplicaciones en sus teléfonos Android, con una actualización del sistema. De momento, desde el año pasado, en agosto de 2020, ya se han empezado a detectar terremotos y lanzar alertas, en asociación con el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y con la tecnología de ShakeAlert®, en California y Oregon, pero había muchas falsas alarmas difíciles de eliminar.

Ahora en Grecia y Nueva Zelanda se pretende dar un paso más. En el caso de Nueva Zelanda, plantea el reto de ser un país con pocas ciudades y separadas, o además muchos terremotos nacen cerca de alta mar, donde hay pocos teléfonos. En Nueva Zelanda choca la placa del Pacífico con la placa australiana, mientras que en Grecia hay tres placas tectónicas que provocan terremotos todos los años, y en ninguno de los dos países se ha implementado un sistema de alerta operativo, oportunidad detectada por Google para mejorar su proyecto.