Razones por las cuales el auto se calienta y cómo prevenirlo

El indicador de temperatura en rojo es más que una advertencia; es el motor pidiendo auxilio. Antes de que un simple problema se convierta en una reparación de pesadilla, conversemos sobre el corazón del vehículo y por qué está diciendo que algo anda mal.

Razones por las cuales el auto se calienta y cómo prevenirlo

Sentir que el auto se calienta más de lo normal es una de esas señales que, de inmediato, nos pone en alerta. Es una experiencia que corta la tranquilidad de cualquier viaje, convirtiendo el ronroneo del motor en un presagio de problemas. 

Lejos de ser un simple inconveniente, un sobrecalentamiento es un grito de auxilio que emite el vehículo, una advertencia de que algo en su complejo sistema interno no está funcionando como debería. 

Comprender qué origina este aumento de temperatura es fundamental, no solo para solucionar el problema, sino para prevenir daños que podrían ser catastróficos y, ciertamente, muy costosos. 

Cuando el refrigerante no cumple su misión

Digamos que el líquido refrigerante es como la sangre que recorre las venas del motor. Este fluido es el encargado de absorber el calor extremo generado durante la combustión y transportarlo hacia el radiador para disiparlo. 

Cuando este circuito se ve comprometido, es casi seguro que el auto se calienta. Una de las causas más frecuentes, y a veces subestimada, es simplemente un nivel bajo de refrigerante. 

Esto puede deberse a una fuga, a menudo invisible a simple vista, en alguna de las mangueras, en la tapa del depósito, o incluso en el propio radiador. Con el tiempo, las mangueras de goma se resecan y agrietan, creando puntos de escape.

De igual manera, la calidad del propio líquido es crucial. Un refrigerante viejo o de mala calidad pierde sus propiedades, volviéndose corrosivo y generando sedimentos que pueden obstruir los delgados conductos del sistema. 

Por esta razón, el líquido se torna de un color óxido o chocolatoso, una clara señal de que ha llegado el momento de un cambio. Ignorar esta situación es permitir que el motor opere bajo un estrés térmico para el cual no está diseñado, arriesgando componentes internos vitales.

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Cuando el auto se calienta: el termostato y su papel crítico

Dentro del sistema de enfriamiento existe un componente pequeño pero de una importancia mayúscula: el termostato. Actúa como una válvula inteligente, un guardián que regula el paso del refrigerante hacia el radiador. 

Cuando el motor está frío, permanece cerrado para permitir que alcance rápidamente su temperatura óptima de funcionamiento. Una vez que el motor se calienta, el termostato se abre, permitiendo que el líquido caliente fluya hacia el radiador para ser enfriado.

El verdadero problema surge cuando este guardián se vuelve indeciso o, peor aún, se atasca. Un termostato que se queda pegado en la posición cerrada es una de las razones más directas por las que un auto se calienta de forma súbita. 

Aunque el resto del sistema esté en perfectas condiciones, el refrigerante caliente quedará atrapado en el motor, incapaz de llegar al radiador. El indicador de temperatura en el tablero se disparará rápidamente, y si no se actúa a tiempo, las consecuencias pueden ser graves, llevando a la deformación de la cabeza del motor. Por el contrario, uno que se queda abierto provocará que el motor tarde mucho en calentarse, afectando su eficiencia y consumo de combustible.

El corazón del sistema: una bomba de agua y un radiador fatigados

Si el refrigerante es la sangre, la bomba de agua es el corazón que la impulsa a través de todo el circuito. Esta pieza, movida generalmente por la propia correa del motor, es la responsable de generar el flujo constante de líquido. Una falla en la bomba de agua detiene por completo la circulación, y el resultado es un sobrecalentamiento inminente. Las fallas pueden presentarse como fugas por su sello o un ruido de rechinido metálico, indicando que sus rodamientos internos han llegado al final de su vida útil.

A su vez, el radiador es el gran disipador de calor, el pulmón del sistema. El aire que pasa a través de sus finas aletas es lo que enfría el refrigerante que circula por su interior. Con el paso del tiempo y los kilómetros, el radiador puede obstruirse, tanto interna como externamente. 

La suciedad, insectos y otros residuos del camino pueden bloquear el paso de aire, mientras que los sedimentos y el óxido del refrigerante pueden taponar sus conductos internos. 

Cuando esto sucede, su capacidad para enfriar se ve drásticamente reducida. Es como intentar respirar con los pulmones congestionados; el sistema simplemente no puede liberar el calor de manera eficiente, provocando que el auto se calienta, especialmente en condiciones de tráfico pesado o al subir una pendiente.

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