Cómo saber la caducidad de las llantas y por qué es importante

Las llantas también tienen un tiempo de vida útil después del cual ya no ofrecen el mismo nivel de seguridad y rendimiento.

Cómo saber la caducidad de las llantas y por qué es importante

Aunque a simple vista las llantas de un auto puedan parecer duraderas, la realidad es que, como cualquier otro componente, tienen una vida útil que es importante conocer. Esto quiere decir que llega el momento en que los neumáticos son inservibles por el tiempo que ha pasado desde su fabricación. 

En pocas palabras y para entenderlo mejor, las llantas tienen caducidad. Así que si se maneja con unas que estén caducas, se puede poner en riesgo la seguridad, ya que el desempeño cambia por completo.

Realmente, las llantas caducan debido a que están hechas de caucho, un material que se deteriora con el tiempo debido a la exposición a diferentes factores como el sol, la humedad, los cambios de temperatura y el uso constante. 

Con el tiempo, el caucho pierde sus propiedades, volviéndose más rígido y propenso a grietas o incluso reventones. Es por esto que, aunque una llanta no muestre señales visibles de desgaste, podría estar en condiciones no aptas para su uso.

¿Cómo saber la fecha de caducidad de una llanta?

Para saber cuándo una llanta está cerca de su caducidad, lo primero que se debe hacer es encontrar la fecha de fabricación. Esta información se encuentra en el costado de la llanta, en un código llamado DOT (Department of Transportation). 

Este código suele estar compuesto por letras y números, pero los últimos cuatro dígitos son los que te interesan. Por ejemplo, si el código termina en «3620», significa que la llanta fue fabricada la semana 36 del año 2020.

Dependiendo del fabricante, las llantas tienen una vida útil recomendada de entre cinco y diez años. Entonces, si el neumático tiene más de cinco años desde su fabricación, es momento de considerar un reemplazo, incluso si parece estar en buenas condiciones.

¿Qué pasa si se maneja con llantas caducas?

Decidir ignorar la caducidad de las llantas puede traer varias consecuencias, mismas que tienen que ver con el desempeño y la seguridad:

  • Pérdida de tracción: Las llantas caducas pierden la flexibilidad necesaria para adherirse correctamente a la carretera. Esto puede aumentar la distancia de frenado y hacer que el auto sea más difícil de controlar en condiciones adversas, como en lluvia o nieve.
  • Mayor riesgo de reventón: Una llanta envejecida es más propensa a sufrir un reventón, especialmente a altas velocidades o en carreteras en mal estado. Que se reviente una llanta puede llevar a la pérdida total de control del vehículo, con consecuencias potencialmente graves.
  • Desgaste irregular: A medida que las llantas envejecen, el desgaste puede volverse irregular, lo que afecta el manejo del vehículo y puede causar vibraciones molestas. Esto también puede provocar un desgaste prematuro en otros componentes, como la suspensión.
  • Impacto en la economía del combustible: Las llantas caducas y deterioradas pueden aumentar la resistencia al rodar, lo que obliga al motor a trabajar más y, por lo tanto, consume más combustible. Esto se traduce en mayores gastos a largo plazo.

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