Surge con frecuencia una pregunta entre la comunidad mexicana que reside en Estados Unidos: ¿es posible acudir al consulado para legalizar un carro americano para llevarlo definitivamente a México?
La idea de realizar todo el papeleo en un solo lugar, cerca de casa y en español, resulta sumamente atractiva. Dicho de otro modo, la conveniencia de un trámite consular parece la solución lógica para un proceso que se percibe complejo y distante.
Esta creencia, aunque extendida, choca de frente con la realidad de las competencias institucionales y los procedimientos aduaneros.
Y es que el meollo del asunto yace en una confusión fundamental sobre las funciones de las representaciones diplomáticas. Por consiguiente, es indispensable aclarar desde el principio que la respuesta directa es no; no se puede completar la legalización de un vehículo en un consulado mexicano.
Estas oficinas tienen una misión específica, centrada en la protección de los mexicanos en el exterior, la expedición de documentos de identidad como pasaportes y matrículas consulares, y la realización de actos de fe pública, como los poderes notariales. Su labor es vital, pero no abarca las facultades de la autoridad aduanera.

El papel real del consulado en la importación de vehículos
Entonces, ¿qué rol juega el consulado en este escenario? Su participación es, en el mejor de los casos, tangencial y de carácter informativo. Un consulado puede orientar a los ciudadanos sobre los requisitos generales, proporcionar listas de agentes aduanales autorizados o incluso certificar ciertos documentos, como el comprobante de domicilio.
Es por ello que su función se asemeja más a la de un centro de información oficial que a la de una ventanilla de trámite.
Pensar que el consulado es el lugar para obtener el pedimento de importación es un error conceptual. Este documento, que es la piedra angular para legalizar un carro, es una declaración fiscal que se gestiona exclusivamente ante la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM).
De ahí que el proceso requiera la intervención de un especialista: el customs broker o agente aduanal. Este profesional es el único facultado por la ley para realizar la clasificación arancelaria del vehículo y presentar la documentación necesaria ante la aduana.

De la agencia aduanal a la frontera al legalizar un carro
El camino correcto para la importación definitiva de un auto inicia con la contratación de un agente aduanal mexicano. Este experto será el encargado de verificar que el vehículo cumpla con todas las normativas aplicables, principalmente que el Vehicle Identification Number (NIV o VIN) corresponda a un auto fabricado o ensamblado en la región del T-MEC (México, Estados Unidos o Canadá) para acceder a beneficios arancelarios.
Una vez que el agente aduanal valida el title (título de propiedad) y confirma que el auto es elegible, se procede a calcular los impuestos correspondientes, como el Impuesto General de Importación (IGI) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Todo este procedimiento culmina físicamente en un punto de entrada al país.
En este sentido, el trámite de importación definitiva de vehículos se realiza en una aduana mexicana, generalmente en la franja fronteriza, y no en una oficina consular en el extranjero. Es en la aduana donde se presenta el vehículo para su inspección física y se valida el pedimento pagado.

¿Por qué existe la confusión al querer legalizar un carro?
La persistencia de este mito se alimenta de varias fuentes. Por una parte, la desinformación propagada por “coyotes” o intermediarios no autorizados que prometen soluciones fáciles a cambio de dinero, aprovechándose de la necesidad de la gente.
Por otra, la propia visibilidad del consulado como la cara del gobierno mexicano en el exterior lleva a muchos a asumir, de buena fe, que allí se resuelven todos los asuntos.
En consecuencia, es crucial desmitificar esta idea. La legalización de un auto es un trámite aduanero y fiscal, y como tal, recae bajo la jurisdicción de las autoridades hacendarias y de aduanas, no del servicio exterior.
La ruta correcta, aunque pueda parecer más larga, es siempre la más segura: buscar asesoría profesional con un agente aduanal certificado y preparar el cruce del vehículo por una aduana autorizada. Así pues, se garantiza que el proceso sea transparente, legal y definitivo.