Con la llegada del invierno aparece un enemigo invisible en los automóviles: el frío que acecha y debilita la batería que es el alma del motor, ya que sin ella no podría encender el motor, así como mandar energía a los diferentes componentes eléctricos.
De esta forma, se puede decir que el frío es uno de los principales enemigos de las baterías, pues hace que dejen de funcionar haciendo que sea imposible arrancar el auto.
Para entender por qué pasa este fenómeno, hay que entender que las baterías de los autos, en su mayoría de plomo-ácido, funcionan gracias a reacciones químicas que generan la energía necesaria para encender el motor.
Ahora bien, estas reacciones químicas son sensibles a la temperatura. Cuando el mercurio desciende, la actividad química dentro de la batería se ralentiza, lo cual disminuye su capacidad para generar y almacenar energía. Es como si el frío adormeciera a la batería, dejándola con menos fuerza para cumplir su función.
Pero el frío no se limita a adormecer la batería. También aumenta la resistencia interna, lo que dificulta aún más el flujo de corriente. Y como si esto fuera poco, el invierno trae consigo un aumento en la demanda de energía, pues se necesita encender la calefacción, las luces, el desempañador. Todos estos sistemas consumen energía de la batería, lo que la somete a un esfuerzo adicional justo cuando se encuentra más vulnerable.
Soluciones para la descarga la batería del auto en invierno
Afortunadamente, existen diversas estrategias que se pueden implementar para proteger a la batería del frío y evitar las molestas descargas.
Mantener la batería en forma: Así como un atleta necesita entrenamiento constante, la batería requiere un mantenimiento adecuado para afrontar los desafíos del invierno. Revisar periódicamente el nivel de electrolito (en baterías que lo permitan) y asegurar de que los bornes estén limpios y libres de corrosión. Cualquier anomalía, por pequeña que parezca, puede afectar el rendimiento de la batería, especialmente en condiciones de frío extremo.
No abusar de los accesorios: Si bien la calefacción y las luces son indispensables en invierno, es importante utilizarlas con moderación. Apagar las luces al estacionar el auto y, si es posible, reducir el uso de la calefacción al mínimo necesario. Recordar, cada accesorio que se utiliza consume energía de la batería, así que procurar no sobrecargarla.
Estacionar en un lugar protegido: Siempre que sea posible, estacionar el auto en un garaje o en un lugar protegido del frío. Incluso una simple lona puede ayudar a mantener la batería a una temperatura más estable.
Realizar trayectos largos: Los trayectos cortos impiden que la batería se recargue completamente. Si solo se utiliza el coche para ir a la tienda de la esquina, la batería no tendrá tiempo suficiente para recuperar la energía consumida en el arranque. Intentar realizar al menos un trayecto largo a la semana para que el alternador pueda recargar la batería por completo.
Considerar una batería de mayor capacidad: Si se vive en una zona con inviernos muy fríos o si el auto tiene muchos accesorios eléctricos, es recomendable considerar una batería de mayor capacidad o bien que sea de gel. Estas baterías tienen más reservas de energía, lo que les permite afrontar mejor las demandas del invierno.
Revisar el sistema de carga: El alternador es el encargado de recargar la batería mientras el motor está en marcha. Si esta autoparte no funciona correctamente, la batería no se recargará adecuadamente, lo que aumenta el riesgo de descarga. Un chequeo periódico del sistema de carga puede prevenir este problema y asegurar el buen funcionamiento de la batería.