Para qué sirve la L en un carro automático: Cuándo y cómo usarla

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Muchos conductores la ignoran, pero la marcha 'L' es una herramienta clave para la seguridad. Explicamos de forma sencilla cuándo y cómo usarla para proteger los frenos y tener el control total.

Para qué sirve la L en un carro automático

A primera vista, manejar un carro automático parece un ejercicio de simplicidad. Se pone la palanca en ‘D’ de Drive y listo. El vehículo se encarga de todo. Sin embargo, en esa misma simplicidad reside una ignorancia colectiva sobre una de las herramientas más potentes y seguras que ofrece la transmisión: la misteriosa letra ‘L’. 

Esa ‘L’ es un recurso de ingeniería diseñado para situaciones específicas donde la ‘D’ simplemente no es suficiente. Entender su función transforma por completo la experiencia de manejo, especialmente cuando el camino se pone difícil.

La gran mayoría de los conductores asume que su vehículo tomará siempre la mejor decisión. De hecho, la computadora del auto está programada para buscar la máxima eficiencia de combustible y la mayor comodidad, cambiando a marchas más altas tan pronto como sea posible. Esto funciona de maravilla en el tráfico de la ciudad o en una autopista (highway) plana. 

El problema surge cuando las condiciones del terreno rompen esa normalidad. Es en ese momento cuando el conductor necesita retomar un poco del control que cedió a la tecnología.

Para qué sirve la L en un carro automático: El verdadero poder

El secreto detrás de la ‘L’ no es la velocidad, sino el control. La ‘L’ significa ‘Low’ o marcha baja, y su propósito fundamental es forzar a la transmisión (transmission) a permanecer en la primera o segunda velocidad, dependiendo del modelo del vehículo. 

Al hacer esto, se activa un fenómeno conocido como freno de motor (engine braking). Dicho de otro modo, en lugar de depender exclusivamente de los frenos para reducir la velocidad, el propio motor, al girar a altas revoluciones por minuto (RPM), genera una resistencia que ayuda a contener el avance del coche.

Al descender una colina empinada en una bicicleta. Existen dos opciones: apretar los frenos con fuerza durante todo el trayecto o dejar de pedalear y permitir que la propia resistencia de los pedales en una marcha baja controle la velocidad. La segunda opción es más segura y eficiente, puesto que evita el sobrecalentamiento y el desgaste excesivo de las pastillas de freno. 

En un auto, el principio es exactamente el mismo. Usar la ‘L’ en descensos prolongados salva los frenos de un esfuerzo continuo que podría llevar a una peligrosa pérdida de eficacia, una condición conocida como brake fade.

¿Cuándo utilizar la marcha L? Escenarios del mundo real

Atacar directamente la pregunta del millón es crucial. La marcha ‘L’ no es para el día a día, sino para momentos puntuales que demandan más del vehículo. Visualizar que se maneja por las montañas o en pronunciadas calles. En lugar de pisar el pedal del freno de manera intermitente y nerviosa, al seleccionar la ‘L’ antes de comenzar el descenso, el auto mantendrá una velocidad baja y constante. Por consiguiente, el control sobre la trayectoria será total y la seguridad aumentará exponencialmente.

Otro escenario perfecto para su uso es al arrastrar un remolque (towing) o llevar una carga muy pesada. Al iniciar la marcha en una pendiente ascendente, la ‘L’ proporciona el máximo torque (fuerza de torsión) desde el arranque. Esto permite que el vehículo se mueva con más soltura, sin forzar la transmisión a realizar cambios bruscos y protegiendo sus componentes internos. 

De igual forma, en condiciones de manejo adversas como nieve espesa o lodo, mantener una marcha baja y constante puede ser la diferencia entre quedarse atascado y seguir avanzando, ya que se minimiza la probabilidad de que las ruedas patinen por un exceso de potencia repentino.

¿Qué pasa si se pone L en un carro automático a alta velocidad? 

Existe un temor común sobre qué sucedería al activar la ‘L’ por error en la autopista. Afortunadamente, los carros modernos están equipados con sistemas de protección. La computadora del motor (ECU – Engine Control Unit) simplemente no permitirá el cambio si la velocidad es tan alta que pudiera causar daños catastróficos al motor o la transmisión. Lo más probable es que no ocurra nada o que el cambio se realice únicamente cuando la velocidad baje a un rango seguro.

A pesar de esto, es una pésima idea intentarlo. La ‘L’ está diseñada para bajas velocidades. Utilizarla en un terreno plano a 50 millas por hora hará que el motor se revolucione al límite, disparando el consumo de gasolina y generando un desgaste innecesario. La regla es simple: la marcha ‘L’ se selecciona cuando se necesita control a baja velocidad, no para el manejo cotidiano.

En sí, esa letra olvidada en la palanca de cambios es una declaración de capacidad. Es la herramienta que permite trabajar en equipo con el vehículo cuando más se necesita. La próxima vez que se enfrente a un descenso intimidante o una carga pesada, existe un as bajo la manga.

Conocer el carro automático a fondo es el primer paso para dominar cualquier camino que se presente, con la confianza de utilizar cada recurso a disposición para un viaje más seguro y controlado.

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