Más allá de los súper autos que ha vendido Ferrari a lo largo de su historia, existe una cifra que asombra, que desafía la lógica del desgaste y el paso del tiempo. Mientras la mayoría de los automóviles terminan su ciclo de vida convertidos en chatarra o en piezas recicladas, los de Maranello parecen resistir el embate de los años con una vitalidad asombrosa.
Y es que, según datos revelados por Ferrari, nueve de cada diez vehículos que han salido de sus talleres desde 1947 aún se encuentran en circulación. Una cifra que no solo habla de la excepcional calidad de construcción de estos bólidos, sino también del cuidado casi reverencial que sus dueños les prodigan.
Lo anterior quiere decir que de los 300,000 autos que ha vendido Ferrari a lo largo de su historia, el 90% aún existen, esto es algo sumamente impresionante para una marca de autos que tiene casi 80 años de vida.
¿Qué hace que estos vehículos sean tan especiales? En primer lugar, su construcción artesanal. Cada Ferrari es una obra de arte en sí misma, fruto del trabajo de cientos de personas que dedican horas de minuciosa labor a cada detalle. Desde la selección de los materiales hasta el ensamblaje final, cada paso del proceso está impregnado de una tradición que se remonta a décadas atrás.
Pero la longevidad de los Ferrari también se debe al mimo con el que sus dueños los tratan. Para muchos, poseer un Ferrari es un sueño hecho realidad, una inversión que va más allá de lo económico. Es una pasión que se traduce en un cuidado obsesivo, en un mantenimiento riguroso y en una conducción responsable. No es raro encontrar Ferraris con décadas de antigüedad en un estado impecable, como si el tiempo no hubiera pasado por ellos.
De hecho, la propia Ferrari se encarga de alimentar esta pasión a través de diversos programas y paquetes posventa. Desde garantías extendidas hasta servicios de restauración, esta empresa se asegura de que sus vehículos se mantengan en óptimas condiciones, sin importar su edad. Como si quisieran confirmar que un Ferrari, más que un automóvil, es una joya que se hereda de generación en generación.
Por ejemplo, el programa Ferrari Approved es un claro ejemplo de este compromiso. Se trata de un sistema de vehículos usados certificados, en el que cada unidad se somete a una rigurosa inspección de 201 puntos, que abarca desde el historial de mantenimiento hasta el estado de la pintura. Solo los vehículos que cumplen con estos estrictos criterios reciben el sello de aprobación, garantizando a los compradores una experiencia inigualable.
Así que dentro de una industria donde la obsolescencia programada parece ser la norma, los Ferrari se erigen como un símbolo de resistencia, un recordatorio de que la calidad y la pasión pueden desafiar el paso del tiempo.
Y mientras sigan existiendo personas dispuestas a cuidar de ellos con el mismo fervor que sus creadores, el rugido de estos magníficos bólidos seguirá resonando en las carreteras del mundo.