Cómo la visita a un matadero inspiró la producción en serie de los autos

Henry Ford es reconocido como uno de los empresarios más influyentes en la historia de la industria automotriz. Aunque no fue el inventor del automóvil, su visión y enfoque revolucionaron la movilidad de las personas en todo el mundo, pues se encargó de desarrollar un sistema de producción en serie que permitió la fabricación masiva de automóviles y así lograr reducir los costos de producción, y por ende el precio de los mismos.

En 1913, el fundador de Ford Motor Company implementó la producción en serie del Model T a través de líneas de montaje. Esta innovación fue un punto de inflexión en la industria automotriz, ya que permitió una producción más rápida y eficiente en comparación con los métodos tradicionales de fabricación.

Gracias a la producción en serie, los autos se dejaron de fabricar unidad por unidad, sino que se ensamblaban en un proceso continuo y fluido. Esto no solo redujo los costos de producción, sino que también aumentó la velocidad y la escala de la fabricación de automóviles. Antes de la introducción de la producción en serie, el Model T tenía un precio de 835 dólares, pero después de su implementación, el costo se redujo significativamente a 260 dólares.

Fue tal el impacto de la producción en serie, que no se limitó solo a la industria automotriz. Otros sectores comenzaron a adoptar este enfoque eficiente de fabricación en sus propias fábricas. Así que la visión de Ford trascendió los límites de la industria y sentó las bases para la producción en masa en diversos campos.

Henry Ford tomó la idea de un matadero 

Resulta sorprendente descubrir que la idea de Ford para implementar la línea de montaje en la fabricación de automóviles se inspiró en el matadero Swift & Company ubicado en Chicago, Illinois. 

Después de visitar este lugar, Henry Ford se percató de cómo los cerdos muertos eran colgados y desmantelados en una línea de desmontaje para obtener todas sus partes. Fue entonces cuando se le ocurrió aplicar este concepto, pero de manera inversa, en la producción del Model T.

Sin embargo, Ford no se limitó a simplemente adoptar la técnica del matadero, ya que él la perfeccionó al introducir el movimiento mediante el uso de cintas transportadoras. Esto permitió que las piezas se llevaran a los trabajadores en lugar de que los trabajadores se movieran alrededor del vehículo. 

Mediante esta adecuación, el automóvil era arrastrado por la línea de montaje y ensamblado paso a paso. Lo que antes llevaba horas y horas de trabajo para construir un solo auto, ahora se podía hacer en 90 minutos.

Un antes y un después 

A pesar de la simplificación del proceso de producción, muchos trabajadores de Ford Motor Company renunciaron para buscar empleo en la competencia. Se aburrían en la línea de montaje, ya que solo realizaban tareas repetitivas y monótonas en lugar de construir un automóvil completo.

Para contrarrestar esta situación, Henry Ford implementó una estrategia innovadora: introdujo una jornada laboral de cinco dólares por día, el doble del salario diario promedio de un trabajador. Este enfoque atrajo a cientos de personas de todo Estados Unidos, quienes se mudaron a Detroit en busca de empleo en Ford.

Trabajar en Ford no solo significaba un salario superior, sino también una reducción en las horas de trabajo. Ford entendió que, al pagar salarios más altos y reducir las horas laborales, podía atraer y retener a los mejores talentos, mejorar la moral de los trabajadores y aumentar la productividad.

A más de 100 años de la introducción de la producción en serie, el legado de Henry Ford y su enfoque innovador en la producción en serie y masiva sigue siendo relevante en la actualidad. Sus contribuciones sentaron las bases para la fabricación eficiente y a gran escala en diversas industrias. 

Sin duda, la implementación de la producción en serie no solo transformó la forma en que se fabrican los automóviles, sino que también tuvo un impacto duradero en la economía global, al hacer que los productos sean más accesibles para las masas.

A pesar de no ser el inventor del automóvil, Henry Ford dejó una huella indeleble en la industria automotriz y la producción en serie. Su visión y habilidad para implementar líneas de montaje revolucionarias permitieron una fabricación masiva y asequible.

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