Cada año, el último domingo de mayo, las 500 Millas de Indianápolis se convierte en el epicentro del deporte motor, atrayendo a miles de aficionados y generando un ambiente de adrenalina inigualable.
Esto se debe a que ese día y en esa pista se celebra la Indy 500. De todas las competencias automovilísticas que hay en el mundo, esta competencia que se celebra en el Indianapolis Motor Speedway es la carrera más legendaria e icónica, al mismo tiempo, que es la más longeva.
Y sí, desde 1911, el rugido de los motores ha resonado en el Indianapolis Motor Speedway, convirtiendo a la Indy 500 en una de las competiciones más antiguas del automovilismo. A lo largo de más de un siglo, ha sido testigo de hazañas, tragedias y momentos inolvidables que han forjado su leyenda.
Evidentemente al ser una de las carreras de autos más ilustre esconde una gran cantidad de anécdotas y curiosidades que trascienden lo deportivo y ahondan en la historia, la tradición y la cultura popular.
Una pista de ladrillos y la leche para celebrar la Indy 500
Aunque hoy en día el óvalo es predominantemente de asfalto, la superficie original del Indianápolis Motor Speedway se componía de 3.2 millones de ladrillos. Tras su repavimentación en 1961, se conservó una yarda de ladrillos en la línea de meta, que los ganadores besan como parte de la tradición. Otra peculiaridad es la celebración con leche, que se remonta a 1936 cuando Louis Meyer bebió suero de leche tras la victoria.
Desde 1936, los ganadores de la5 00 Millas de Indianápolis celebran su victoria bebiendo leche en el Victory Lane. Esta tradición comenzó cuando el piloto Louis Meyer pidió un vaso de leche para refrescarse después de la carrera, y un ejecutivo de la industria láctea vio en ello una oportunidad de marketing. Desde entonces, la leche se ha convertido en un elemento icónico de la Indy 500.
La “maldición de Andretti”, mujeres al volante, récords y leyendas
Mario Andretti, campeón de Fórmula 1 y ganador de las 500 Millas en 1969, es protagonista de una de las historias más intrigantes de la carrera. A pesar de su talento y éxitos, solo logró una victoria en Indianápolis. Su hijo, Michael, también experimentó la misma suerte, liderando en varias ocasiones pero sin alcanzar la gloria. Esta serie de infortunios ha llevado a hablar de la “maldición de Andretti”.
Janet Guthrie hizo historia en 1977 al convertirse en la primera mujer en competir en las 500 Millas. A pesar de no finalizar la carrera, su participación abrió las puertas a otras mujeres en el automovilismo. Sarah Fisher, Danica Patrick y Pippa Mann son algunas de las pilotos que han seguido sus pasos, dejando su huella en el asfalto de Indianápolis.
A.J. Foyt, Rick Mears y Al Unser Sr. comparten el récord de cuatro victorias en las 500 Millas. Foyt también ostenta el récord de mayor número de participaciones, con 35 carreras en su haber. Otro piloto legendario, Helio Castroneves, es conocido por su celebración trepando la valla de seguridad tras cada victoria, ganándose el apodo de “Spiderman”.
Curiosidades tecnológicas y el impacto cultural
En su historia, las 500 Millas han sido escenario de innovaciones tecnológicas que han trascendido el automovilismo. El espejo retrovisor se utilizó por primera vez en esta carrera en 1911, gracias al piloto Ray Harroun. Del mismo modo, la transmisión televisiva de la carrera en 1986 fue el primer evento deportivo en vivo transmitido en alta definición.
La carrera ha dejado una profunda huella en la cultura popular. Películas como “Winning” (1969), protagonizada por Paul Newman, y “Turbo” (2013), una animación sobre un caracol que sueña con competir en Indianápolis, son ejemplos de cómo las 500 Millas han inspirado a cineastas y artistas.
La “Triple Corona”: 500 Millas de Indianápolis
Las 500 Millas de Indianápolis forman parte de la “Triple Corona” del automovilismo, junto con el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 y las 24 Horas de Le Mans. Ganar estas tres carreras es considerado uno de los mayores logros en el deporte motor.
Las 500 Millas de Indianápolis siguen siendo un evento deportivo de primer nivel, lleno de emoción, historia y curiosidades. Cada año, nuevos capítulos se escriben en el asfalto del Indianápolis Motor Speedway, manteniendo viva la llama de una de las carreras más emblemáticas del mundo.