De nueva cuenta, la industria automotriz japonesa, reconocida por su innovación y calidad, se encuentra en el ojo del huracán tras revelarse otro escándalo de manipulación de pruebas de seguridad y emisiones.
En total, cinco marcas de autos japonesas han admitido irregularidades en sus procesos de certificación, lo que ha llevado a la suspensión de producción, envío y venta de varios modelos tanto en Japón como a nivel mundial.
Toda esta situación se debe a que el Ministerio de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo de Japón ha iniciado una investigación exhaustiva sobre las prácticas de estas empresas desde 2014, tras las revelaciones del escándalo de Daihatsu el año pasado.
Las marcas de autos japonesas involucradas
Toyota, el mayor fabricante de automóviles del mundo, ha admitido haber presentado datos falsos en pruebas de seguridad de peatones y pasajeros de modelos como el Corolla Fielder, Corolla Axio y Yaris Cross. Al mismo tiempo, una investigación interna reveló violaciones en pruebas de choque de modelos descontinuados como el Crown, Isis, Sienta y Lexus RX.
Por esta situación, la compañía ha reconocido haber manipulado pruebas de choque, utilizando barreras más pesadas de lo permitido y modificando el ángulo de impacto en pruebas de peatones. Incluso admitió haber alterado datos de pruebas de activación de airbags y haber ignorado cambios en regulaciones sobre seguridad de equipaje.
Las irregularidades de Toyota abarcan seis pruebas diferentes realizadas entre 2014 y 2020, incluyendo la manipulación de datos en pruebas de impacto lateral, activación de airbags y evaluación de daños a peatones. Incluso se llegó a utilizar una barrera móvil más pesada de lo permitido en pruebas de choque trasero del Crown y el Sienta.
Mazda, Honda, Suzuki y Yamaha también implicados
En esta situación, Mazda admitió haber modificado el software de control del motor del MX-5 RF y del Mazda2 durante las pruebas de producción, alterando los resultados. A la vez, realizó modificaciones inapropiadas en pruebas de choque del Atenza/Mazda6 y Axela/Mazda3, aunque asegura que los modelos de producción cumplen con los estándares de seguridad.
Por su parte, Honda reveló haber falsificado datos en pruebas de ruido de 22 modelos descontinuados durante más de ocho años. Suzuki admitió haber manipulado pruebas de frenado en la versión LCV del Alto de generación anterior. Mientras tanto, Yamaha ha dejado de comercializar motos deportivas tras la investigación.
Las consecuencias que tendrán estas marcas de autos japonesas
Con motivo de esta investigación a estas cinco marcas de autos japonesas, las autoridades realizarán inspecciones in situ en las instalaciones de las empresas involucradas para confirmar el cumplimiento de la normativa y determinar las sanciones correspondientes. Todas las empresas involucradas también deberán brindar información y apoyo a los propietarios de los vehículos afectados.
Sin duda, este escándalo plantea serias dudas sobre la integridad y confiabilidad de la industria automotriz japonesa, reconocida por su compromiso con la calidad y la seguridad. Se espera que las consecuencias para la reputación de estas marcas no afecten su imagen, y, ende, sus ventas y confianza del consumidor a nivel global.
Mientras tanto, las empresas involucradas enfrentan la suspensión de producción, envío y venta de los modelos afectados, así como las posibles sanciones y demandas, tendrán un impacto significativo en sus resultados financieros.
De igual manera, este escándalo pone de manifiesto la necesidad de reforzar los controles y la transparencia en los procesos de certificación de la industria automotriz. Es fundamental garantizar que los vehículos cumplan con los más altos estándares de seguridad y emisiones.