Volkswagen Group se está enfrentando a un problema aduanero que involucra miles de autos de Audi y Porsche retenidos en puertos de Estados Unidos.
Esta situación se debe a que una pieza fabricada en China por proveedores de Volkswagen Group, es producida en la provincia de Xinjiang, región que es conocida por las violaciones a los derechos humanos contra la minoría musulmana uigur.
De acuerdo con el periódico económico alemán “Handelsblatt”, 13,000 automóviles de Audi y Porsche, así como de Bentley, se ven afectados por el problema.
Por qué están retenidos los autos de Audi y Porsche
Más específicamente, el componente en cuestión proviene del oeste de China y puede que no se utilice en Estados Unidos debido a una ley local contra el trabajo forzoso.
Sin embargo, Volkswagen Group aparentemente no tenía conocimiento del origen de la pieza porque había sido instalada en un componente más grande por un proveedor, por lo tanto, la compañía sólo se enteró de esto a través de una advertencia del proveedor y luego informó a las autoridades en Estados Unidos.
Qué dice la ley y Volkswagen Group
De acuerdo con la ley estadounidense, se prohíbe la importación de productos que se sospeche son fabricados con trabajo forzoso, lo que ha motivado la retención de los vehículos en los puertos.
Si bien Volkswagen ha reconocido el problema y anunciado medidas para corregirlo, incluyendo la posible sustitución del componente y la revisión de sus relaciones con proveedores, la situación despierta una serie de interrogantes:
¿Hasta qué punto las empresas son responsables de las condiciones laborales en las que se fabrican sus productos? ¿Es suficiente con reemplazar un componente o se requiere una revisión más profunda de las cadenas de suministro? ¿Qué medidas deben tomar las empresas para garantizar que no están contribuyendo a la explotación laboral?
Este caso de Volkswagen Group y los autos de Audi y Porsche no es un hecho aislado. En los últimos años, se han multiplicado las denuncias sobre empresas multinacionales que se benefician del trabajo forzoso en Xinjiang y otras regiones del mundo.
Considerando la opinión de los expertos, no se trata de demonizar a las empresas ni de negar la complejidad de las cadenas de suministro global.
Se trata de exigir responsabilidad, transparencia y un compromiso real con el respeto de los derechos humanos. Solo así se puede construir un modelo económico que no se base en la explotación y la injusticia.
