Esta vez, la administración Trump se ha echado para atrás. Así es, el plan de adquirir vehículos blindados Tesla por 400 millones de dólares para el Departamento de Estado ha quedado en stand-by. Esta noticia, que inicialmente parecía un gran paso hacia la modernización, rápidamente se convirtió en un avispero de críticas y acusaciones de conflicto de intereses.
Todo comenzó con un documento oficial. Un documento de contratación pública, para ser exactos. En él, se mencionaba a Tesla como el destinatario de este jugoso contrato. Pero, claro, la cosa no iba a ser tan sencilla. La controversia estalló debido a que, como muchos saben, Elon Musk, el cerebro detrás de Tesla, también tiene un pie (y quizás más) en el gobierno, como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
Entonces, ¿qué pasó? Pues que, tras el revuelo mediático y la indignación de muchos, el documento fue modificado. Sí, el nombre de Tesla desapareció, siendo reemplazado por un término mucho más genérico: “vehículos eléctricos blindados”. Ahora, el Departamento de Estado dice que no hay planes inmediatos de seguir adelante con el contrato.
Trump frena compra millonaria de Tesla: La reacción de Musk
Elon Musk, por supuesto, no se quedó callado. De inmediato, salió a desmentir todo en X (antes Twitter), asegurando que no tenía ni idea del asunto. “Estoy bastante seguro de que Tesla no va a recibir 400 millones de dólares”, escribió. Sin embargo, sus palabras no convencieron a todos.
De hecho, muchos críticos señalan que sus vínculos con la administración Trump son, cuando menos, sospechosos. Porque, vamos, no es un secreto que las empresas de Musk, como Tesla y SpaceX, reciben un buen flujo de contratos gubernamentales.
Aquí es donde entra el tema del conflicto de intereses. Musk se ha presentado como un vigilante del gasto público, pidiendo recortes, mientras que, al mismo tiempo, sus compañías se benefician de fondos federales. Por lo tanto, muchos se preguntan si su influencia en el gobierno crea un terreno de juego desigual para otros.
El panorama actual (y lo que se viene)
Aunque el contrato de Tesla de 400 millones está en pausa, el documento de adquisición aún menciona la necesidad de vehículos eléctricos blindados. Se habla de un contrato a cinco años, valorado entre 100 y 500 millones de dólares. Incluso, se rumorea que otros fabricantes, como BMW, podrían obtener contratos, pero por sumas menores.
Todo esto pone sobre la mesa un tema importante: ¿Cómo se están manejando los contratos federales? ¿Hay suficiente transparencia? Asimismo, la situación revela una cierta selectividad en la lucha contra la corrupción gubernamental. Algunos acusan al presidente de proteger a sus aliados, como Musk, mientras recorta gastos en otros sectores.
Un proceso en “veremos”
Un portavoz del Departamento de Estado explicó que el contrato de Tesla se inició bajo la administración Biden. En ese entonces, la idea era sondear el interés de las empresas en producir vehículos eléctricos blindados.
Resulta que, en aquel momento, Tesla fue la única que respondió. Lo normal, según el portavoz, habría sido lanzar una convocatoria oficial para que varios fabricantes compitieran. No obstante, este proceso está ahora en stand-by.
Para concluir
En definitiva, el contrato está archivado, por ahora. No se sabe si el Departamento de Estado volverá a la carga con la idea de los vehículos eléctricos blindados, ni si Tesla seguirá siendo una opción.
Lo que sí queda claro es que este episodio ha puesto a Musk, una vez más, bajo la lupa. ¿Su influencia en el gobierno es excesiva? ¿Hay un conflicto de intereses real? Estas son preguntas que, sin duda, seguirán dando de qué hablar. Los Cybertrucks de Tesla no patrullarán para el Departamento de Estado, pero la polémica sobre los negocios de Musk con el gobierno, evidentemente, continúa.