Canadá incrementa los aranceles a los autos eléctricos chinos

Es un paso significativo en la protección de su industria automotriz, en un momento en que la competencia global está más intensa que nunca.

Canadá ha decidido imponer aranceles del 100% a los autos eléctricos chinos, un movimiento que refleja una creciente tendencia global para proteger las industrias locales frente a la competencia de China. 

Esta decisión se alinea con las políticas adoptadas recientemente por Estados Unidos y la Unión Europea, que también han establecido barreras comerciales para limitar la entrada de autos eléctricos chinos en sus mercados.

De acuerdo con el gobierno canadiense, liderado por el primer ministro Justin Trudeau, ha argumentado que esta medida es esencial para proteger la industria automotriz de Canadá. Se trata de un sector que emplea a más de 125,000 personas y que tiene una profunda interconexión con la economía estadounidense, ya que una gran parte de los vehículos producidos en Canadá se exporta a Estados Unidos. 

En este contexto, el gobierno de Canadá ha señalado que los fabricantes chinos se benefician de prácticas comerciales que consideran desleales y que amenazan la estabilidad de su industria automotriz.

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El porqué a la subida de los aranceles

Uno de los principales argumentos es que la industria automotriz china se beneficia de políticas estatales que fomentan una sobreproducción, lo que les permite ofrecer sus vehículos a precios más bajos. 

A esto hay que sumar la falta de regulaciones laborales y ambientales estrictas en China les da una ventaja competitiva que preocupa a los fabricantes canadienses. Con los nuevos aranceles, se busca nivelar el terreno de juego, ofreciendo a los fabricantes nacionales una mayor protección frente a esta competencia.

Este impuesto del 100% se sumará al arancel ya existente del 6.1% que se aplica a todos los vehículos eléctricos importados desde China, elevando significativamente el costo de estos automóviles en el mercado canadiense. 

Esta medida no solo afectará a los automóviles, sino también a camiones, autobuses, y vans eléctricas, así como a algunos vehículos híbridos. Es un golpe directo a marcas chinas que han comenzado a ganar terreno en mercados internacionales, como BYD y Geely, que han estado expandiendo agresivamente sus operaciones fuera de China.

Más allá de los autos  

Esta decisión de Canadá también tiene un trasfondo geopolítico. En los últimos años, la relación entre Canadá y China se ha tensado debido a una serie de conflictos diplomáticos y económicos. Así que la imposición de aranceles se puede ver como parte de una estrategia más amplia para reducir la dependencia de productos chinos en sectores clave de la economía canadiense.

Además de los vehículos eléctricos, el gobierno de Trudeau ha anunciado aranceles adicionales del 25% sobre productos de aluminio y acero provenientes de China, lo que indica una postura cada vez más proteccionista.

Pero las implicaciones de estos aranceles van más allá de la industria automotriz. Canadá ha iniciado una consulta de 30 días para considerar la imposición de aranceles adicionales en otros sectores estratégicos, como baterías y sus componentes, semiconductores, productos solares, y minerales esenciales. 

Estos sectores son cruciales para el futuro desarrollo de tecnologías limpias y la transición hacia una economía más sostenible. Limitar la competencia china en estos sectores podría fortalecer la capacidad de Canadá para desarrollar su propia industria de tecnología verde.

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Autos eléctricos chinos: Cero incentivos

Otra medida significativa anunciada por el gobierno canadiense es la intención de restringir los incentivos para la compra de vehículos eléctricos a aquellos que sean fabricados en países con los que Canadá tiene acuerdos de libre comercio. 

Esto significa que los consumidores que opten por vehículos eléctricos chinos no podrán beneficiarse de programas como el Incentivo para Vehículos de Cero Emisiones (iZEV). Esta medida busca no solo proteger a la industria automotriz nacional, sino también fomentar la compra de vehículos fabricados en países aliados.

Este movimiento de Canadá refleja un cambio en la dinámica global del comercio, donde cada vez más países están tomando medidas para proteger sus industrias frente al crecimiento de China como superpotencia económica. 

Aunque claro, estas decisiones también podrían tener repercusiones en el consumidor final. Con un arancel del 100%, es probable que los precios de los vehículos eléctricos chinos se disparen en Canadá, lo que podría limitar las opciones para los consumidores y afectar la adopción de vehículos eléctricos.

Es más que evidente que esta medida a los autos eléctricos chinos no solo tiene implicaciones económicas, sino también políticas, y marca un nuevo capítulo en la relación comercial entre Canadá y China. 

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