Almorol para carros: Por qué secarlo después de aplicar

Muchos creen que un brillo intenso y húmedo es el mejor acabado posible. Sin embargo, dejar que el protector se seque al aire es un error que atrae polvo y genera un aspecto grasoso.

Este es el mejor producto casero de abrillantador de llantas

Después de un lavado a fondo, el auto reluce, y llega el momento de dar el toque final a los plásticos y llantas. Se toma el bote de protector, comúnmente llamado almorol para carros, y se aplica generosamente buscando ese brillo intenso, casi húmedo. 

Muchos, en este punto, consideran el trabajo terminado. Dejan que el producto se seque al aire, bajo la creencia de que mientras más brillante quede, mejor. Sin embargo, es precisamente en este último paso donde reside la diferencia entre un acabado de aficionado y un verdadero trabajo de detailing profesional. 

Y es que la realidad es que no secar el exceso de producto es un error que puede arruinar tanto la estética como la protección que buscamos.

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¿Qué es exactamente el «almorol» para carros?

Primero, es fundamental entender qué estamos aplicando. Aunque «Almorol» es una marca (Armor All), el término se ha vuelto genérico en muchas regiones para referirse a una categoría completa de productos: los protectores o acondicionadores de vestiduras (dressings).

Estos productos están diseñados para devolver la vida y proteger superficies de vinilo, plástico y caucho, como el tablero (dashboard), las molduras y, por supuesto, las llantas.

Su composición suele ser una emulsión a base de agua o solventes que contiene siliconas, aceites y polímeros. La función de estos ingredientes es doble: por un lado, nutren el material para evitar que se reseque y se agriete por la exposición a los rayos UV; por otro, dejan una capa superficial que realza el color y proporciona un cierto nivel de brillo (shine). El problema no está en el producto en sí, sino en la forma en que interactúa con el ambiente cuando se deja un exceso sobre la superficie.

El error común: Dejarlo secar al aire y sus consecuencias

Aplicar el protector y no hacer nada más es una práctica extendida. El resultado inmediato puede parecer atractivo, con un brillo profundo y mojado. No obstante, esta apariencia es efímera y trae consigo varios inconvenientes.

La consecuencia más inmediata es que una superficie pegajosa se convierte en un imán para el polvo. Todo el polen, la tierra y la contaminación del aire se adherirán a esa capa húmeda. 

En cuestión de horas, el tablero o las llantas que lucían impecables comenzarán a verse sucios y opacos. Dicho de otro modo, el trabajo de limpieza se habrá echado a perder rápidamente.

Un segundo problema, y quizás el más frustrante para los entusiastas del detallado, es el fenómeno conocido como tire sling o salpicadura de llanta. Cuando se aplica un exceso de acondicionador en los neumáticos, la fuerza centrífuga al conducir provoca que el producto sobrante salga disparado, manchando la pintura de las salpicaderas y puertas con puntos grasosos. 

Eliminar estas manchas de la carrocería es una tarea tediosa que requiere solventes específicos y puede comprometer la cera o el sellador de la pintura.

Finalmente, el acabado que se obtiene al dejar secar el producto al aire es, con frecuencia, irregular y grasoso. Pueden aparecer vetas (streaking) y el tacto es desagradable. En lugar de conseguir que el plástico luzca como nuevo de fábrica, se obtiene una apariencia artificial y barata.

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La técnica correcta: Aplicar y secar para un acabado de profesional

Entonces, ¿cómo se debe aplicar correctamente el almorol para carros para maximizar sus beneficios y evitar los problemas? El secreto está en un paso adicional muy simple: el secado o nivelado.

El proceso correcto comienza con una superficie perfectamente limpia. Es crucial usar un limpiador multiusos (All-Purpose Cleaner o APC) para eliminar cualquier residuo de suciedad o de acondicionadores antiguos. 

Una vez que la superficie está limpia y completamente seca, se procede a la aplicación. En lugar de rociar el producto directamente sobre el tablero o la llanta, es mucho más efectivo aplicar una pequeña cantidad en una almohadilla de espuma o microfibra.

Con el aplicador, se distribuye una capa fina y uniforme sobre toda la superficie, asegurándose de trabajar el producto en la textura del material. Se debe dejar que el producto penetre durante uno o dos minutos. Es aquí donde viene el paso clave. Con una toalla de microfibra separada, limpia y seca, se repasa suavemente toda la superficie tratada.

Este simple gesto de secado tiene un propósito técnico fundamental. Al hacerlo, se retira el exceso de producto, es decir, los agentes portadores (agua o solventes) y las siliconas que no se han adherido al material. 

Lo que queda es únicamente la capa de protección y los agentes que realzan el color, curados y nivelados. El resultado es un acabado satinado o semi-brillante, seco al tacto, que se asemeja a la apariencia del material original de fábrica (OEM look). Esta superficie, al no ser pegajosa, repele el polvo en lugar de atraerlo y elimina por completo el riesgo de tire sling.

Así pues, la próxima vez que se busque ese acabado impecable para el interior o las llantas, hay que recordar que el secreto no está en la cantidad de producto que se aplica, sino en el simple pero crucial paso de secar el exceso. Es la diferencia entre un brillo pasajero y una protección duradera y elegante.

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