Parece que Estados Unidos está a punto de tomar lo que sólo puede describirse como “medidas extremas” en relación con los autos chinos. En este sentido, el gobierno reveló que se está considerando seriamente la posibilidad de una prohibición o restricciones estrictas sobre estos vehículos, tras una investigación de seguridad nacional.
Como parte de esta situación, el Departamento de Comercio ha estado revisando diligentemente los comentarios públicos presentados antes del 30 de abril, como parte de la investigación iniciada por la administración de Biden en febrero.
Esta investigación tiene como objetivo determinar si las importaciones de autos chinos que equipan conectividad plantean riesgos significativos para la seguridad nacional por el riesgo de espionaje,
La Casa Blanca había declarado anteriormente en febrero que la investigación fue motivada por la preocupación de que los vehículos de China “recopilen grandes cantidades de datos confidenciales sobre sus conductores y pasajeros, utilicen regularmente sus cámaras y sensores para registrar información detallada sobre la infraestructura estadounidense”. Sin embargo, los funcionarios se mostraron cautelosos y afirmaron que era demasiado pronto para especular sobre las acciones específicas que podrían tomarse.
Existe la gran posibilidad de que estos vehículos recopilen grandes cantidades de datos sobre ciudadanos estadounidenses, incluida información personal, conversaciones, patrones de viaje y comportamientos de conducción.
Por este motivo, Estados Unidos debe tomar mucho más en serio la amenaza que representan los vehículos conectados chinos y otras cuestiones relacionadas con la tecnología.
Obviamente, el presidente Joe Biden ha enfatizado constantemente su determinación de evitar una afluencia de importaciones de vehículos chinos al país. No obstante, vale la pena señalar que actualmente hay relativamente pocos vehículos ligeros fabricados en China que se importan a Estados Unidos.
Por su parte, los fabricantes de automóviles, en sus comentarios al Departamento de Comercio, reconocieron los desafíos asociados con la revisión de sus sistemas tecnológicos para abordar las preocupaciones de seguridad nacional.
Por ejemplo, la Alianza para la Innovación Automotriz, un grupo comercial que representa a los principales fabricantes de automóviles como General Motors, Toyota y Volkswagen, enfatizó su compromiso de desarrollar un marco que mitigue los riesgos asociados con los sistemas diseñados en China.
Además de la posibilidad de una prohibición, la administración Biden está contemplando imponer nuevos aranceles a los vehículos fabricados en China. Al mismo tiempo, los funcionarios enfrentan una presión cada vez mayor para restringir las importaciones de vehículos eléctricos chinos desde México.
A medida que el Departamento de Comercio analiza cuidadosamente los datos y considera posibles cursos de acción, es imperativo lograr un equilibrio que aborde las preocupaciones y al mismo tiempo promueva la competencia justa y la innovación en la industria automotriz. Las acciones tomadas por Estados Unidos sin duda sentarán un precedente para la regulación de los vehículos conectados en un mundo cada vez más interconectado.