Una de las comunidades más aisladas de Estados Unidos es la de los Amish, y aunque no es una parte fiable de la coalición de ninguno de los dos partidos principales, algunos miembros de la comunidad votan, en particular en elecciones en las que hay mucho en juego y un cambio de autoridad podría afectar a su estilo de vida.

A menos que vivas cerca de uno de sus asentamientos, es probable que sepas muy poco sobre ellos (aparte de lo que se muestra en los programas de telerrealidad dramatizados).

La comunidad Amish es profundamente religiosa y respetuosa de las leyes, y valora la vida rural sencilla en lugar de depender de la tecnología moderna. Si bien no son estrictamente antitecnología, los Amish no adoptarán automáticamente las nuevas tecnologías como algo natural.

Su filosofía es que hay dos reinos: uno material y otro espiritual, siendo este último aquel cuyas leyes obedecen. La interacción con el mundo material es limitada e históricamente se han abstenido de involucrarse en cuestiones políticas o de emitir su voto en las elecciones presidenciales, aunque eso está cambiando lentamente.

La población amish en Pensilvania

La población amish, que reside principalmente en Pensilvania y Ohio, es de aproximadamente 373,620 personas. En 2020, el presidente Biden ganó en Pensilvania por poco más de 80,000 votos, lo que impulsó a ambas campañas políticas a centrarse en conseguir la mayor cantidad posible de votos en el estado.

Esta considerable población tiene el potencial de influir en los resultados electorales, lo que lleva a aumentar los esfuerzos de divulgación en estas comunidades. El Partido Republicano ha estado interactuando activamente con los amish mediante campañas y la colocación de vallas publicitarias en el condado de Lancaster, donde vive la mayor concentración de personas amish.

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¿Podrían los amish ser una clave para una victoria de Trump o Harris?

Ninguna de las dos campañas debería contar con ello, ya que solo alrededor del diez por ciento de la comunidad amish emitió su voto en las recientes elecciones generales. Los amish eligen vivir de una manera que los aísla de la política local, estatal y nacional.

Esto no significa que los miembros de la comunidad nunca voten, pero los investigadores han descubierto que sus niveles de participación son mucho más bajos que el promedio nacional. Aunque muchas personas amish viven vidas que no les exigen interactuar con la tecnología moderna, una excepción común son los negocios. Un sitio web en el que tres familias Amish venden cestas tejidas a mano explica que la relación que tiene la comunidad con la política estatal y nacional todavía afecta a las comunidades, “pero en un grado mucho menor que otros grupos culturales” debido a sus estilos de vida aislados.

La política de los Amish podría clasificarse como “conservadora con c minúscula”, que no debe confundirse con el Partido Republicano. Muchas comunidades Amish intentan limitar la influencia de la modernidad en sus vidas, lo que hace que su conservadurismo se base en la valoración del pasado y los estilos de vida que han disfrutado las generaciones anteriores de personas Amish. Por ejemplo, aunque parte de su enseñanza religiosa fomenta la modestia en la vestimenta, la religión también enseña una práctica de no violencia centrada en el pacifismo que no se alinea mucho con la política del Partido Republicano.

Conservadurismo con “C” minúscula

Es fundamental entender el conservadurismo como una visión política en lugar de como una asociada con el Partido Republicano. Muchos republicanos se consideran conservadores porque valoran la tradición y se oponen a ciertos movimientos sociales y políticos.

Los Amish pueden ser conservadores en lo que respecta a los roles de género de su sociedad, pero eso no significa que sus políticas siempre estén alineadas con el partido republicano.

Aunque socialmente conservadores, el grupo tiene una actitud más bien progresista en lo que respecta al tratamiento de los pueblos indígenas en los Estados Unidos y el papel que tuvieron sus antepasados en el genocidio que se infligió a las tribus de la región donde se asentaron los primeros Amish.

Lancaster Online, un medio que presta servicios en el área con la mayor población Amish del país, publicó un artículo sobre un evento organizado por líderes Amish e indígenas en 2016, donde ambos intentaron reconciliar la historia violenta que compartían los grupos.

El periodista notó que “ambos grupos derramaron lágrimas” cuando un obispo Amish local pidió perdón “por el mal que hicimos”. Aunque los Amish no lucharon contra los pueblos indígenas, desplazaron a ciertas tribus, y los líderes reconocieron que sus antepasados no hicieron lo suficiente a medida que la privación se apoderó de las comunidades indígenas. Las dos comunidades hablaron de sus valores compartidos, y una representante nativa, Shelia Hansen, describió cómo la disculpa “elevó el listón para este país, para toda la humanidad [y] para el perdón”.

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